viernes, 11 de julio de 2014

TODO UN CLÁSICO PARA LA FINAL DE MARACANÁ


Alemania y Argentina se verán las caras en el estadio de Maracaná el próximo domingo 13 de julio a las 21:00 en su tercera final de un Mundial, el más repetido en la historia de los Mundiales, tras haber vencido los sudamericanos en México 1986, con Diego Maradona en su apogeo, mientras que los europeos se tomaron revancha en Italia 1990. Así que esta final también trae un fuerte aroma de revancha ya que 24 años después la albiceleste podrá saldar cuentas de aquella amarga derrota con un penalti muy protestado. Una herida que muchos aficionados argentinos todavía tienen abierta. El conjunto sudamericano, bicampeón mundial, disputará su quinta final, y Alemania, tricampeón mundial, la octava, convirtiéndose en la selección que más veces llegó a esa instancia.


Dicen que una final de un Mundial no tiene favoritos. Aunque por merecimientos y lo mostrado hasta ahora los alemanes deberían ganar esta final con cierta facilidad. Alemania se ha mostrado como un equipo muy sólido, con oficio, con todas sus líneas muy equilibradas y es difícil destacar a un jugador en concreto que sobresalga porque en el conjunto está su verdadera fuerza. Lo que le hace ser un equipo rocoso y muy compacto. Los alemanes ya no son ese equipo de antaño con un juego frío, de pases largos y muy mecanizados. Ahora a su centro del campo le gusta tocar la pelota, jugar al tiki-taka y tiene jugadores con mucha fantasía en sus botas como Mesut Özil, Toni Kross, Mario Götze o Andre Schurrle para desequilibrar defensas. Dicen que para ganar un Mundial hace falta tener un buen portero, pues bien, Alemania tiene en Manuel Neuer al mejor del mundo. Cuentan con una gran defensa liderada por Philipp Lahm y jugadores de mucho oficio y pelea en la zona ancha como Bastian Schweinsteiger. Y adelante no perdona, y si no que se lo pregunten a Brasil, donde no sólo los delanteros Thomas Müller o Miroslav Klose ven puerta, sino todo el equipo ayuda en labores ofensivas. Además, su exhibición en semifinales ante Brasil metiendo ese histórico 1-7 los habrá reforzado mentalmente, por lo que llegan a tope a esta final en busca de su recompensa y su primer título desde 1990.


Argentina ha llegado a esta final por un camino muy diferente. No sólo por ese aburrido y bodrio partido de semifinales que nos regalaron en semifinales ante Holanda, sino porque el equipo no ha arrancado en ningún momento en este Mundial y ha llegado hasta aquí dando tumbos y mostrando un nivel de juego muy, pero que muy por debajo de lo que se esperaba. Al igual que Brasil, la Albiceleste ha apostado a ganar como sea y ha ido avanzando con más pena que gloria. Así que cuidado ahora con Alemania porque pueden terminar igual que los anfitriones, pero Argentina tiene al mejor jugador del mundo: Lionel Messi. Toda una garantía de poder resolver un partido en un segundo. Esta es la verdadera y única carta a la que puede apostar la albiceleste en esta final. El resto del equipo se dedica a guardar la ropa y prácticamente a defender liderados por un gran Javier Mascherano para que si la Pulga anota en una de sus arrancadas geniales, de tiro libre o dando una asistencia, se pueda sentenciar el partido. Otra gran arma de Argentina que no se mide en estadísticas es su carácter, jerarquía, oficio y el tremendo hambre que traen por ganar su tercera estrella en suelo del eterno rival, lo que puede hacerles crecer para nivelar las fuerzas. Además, Alemania sufre mucho cuando el rival se le encierra atrás. Y a eso seguramente jugará Argentina este domingo en el Maracaná, el templo del fútbol brasileño y de la mayor sorpresa mundialista. Así que la suerte está echada.

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