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domingo, 2 de julio de 2017
COPA CONFEDERACIONES 2017 Final de Consolación
PORTUGAL[2-1]MÉXICO
Un bronce que ni consuela ni se siente
Un gol de Adrien Silva sirvió a los de Santos para dar la vuelta al partido en la prórroga y acabar con la medalla de bronce de la Confederaciones
Era el partido que nadie quería jugar. Una final de consolación en un torneo como la Confederaciones es perfectamente prescindible, y lo sabían Portugal y México. Rotaciones en ambos equipos y la ausencia más significativa, la de Cristiano Ronaldo. Poca asistencia y poco juego en un duelo descafeinado donde solo unos detalles mostraron que eso a lo que se jugaba era fútbol. Santos no quiso arriesgar con nadie y su selección se notó con poca gracia para hacer daño.
Delante, unos aztecas con garra pero sin el ímpetu de las fechas importantes. Osorio, como buen competidor, quería ganar. Y para ello se guardó menos balas. Tres delanteros para ser verticales y por momentos el plan le salió bien. En contraste, la defensa dejó lagunas propias de la falta de tensión. Con las piernas en Rusia pero con la cabeza de vacaciones. Caminó el partido con Portugal siendo paciente, casi ramplón, y México esperando el robo para dar la estocada. Nadie acertaba ni en el pase ni en la definición y los minutos pasaban de forma banal aguardando algo más de salsa a un plato insípido dentro de lo que es el menú del torneo, que ya en sí es complicado de vender al cliente. Eso sí, uno que se conserva como el buen vino se empeñó en condimentar: Rafa Márquez.
El ex-central del Barça cometió penalti sobre André Silva cuando este encaraba a Ochoa. Y ya se encargó el memo de dejar con la miel en los labios al flamante fichaje del Milan. Fue lo más sabroso de una primera mitad en la que solo Chicharito tiñó un poco de verde el encuentro. Fue en un buen movimiento dentro del área que Rui Patricio pudo desbaratar para que el descanso llegase sin goles; pero también sin juego. Como quien come sin sal.
La segunda mitad dejó una lección: a veces vale solo con fe. Esa que tuvo México para ponerse por delante en el marcador, cuando la pelota le cayó a Peralta y su remate lo desvió Neto para anotar en propia puerta. Él no quería, pero la comida empezó a saberle mejor a los de Osorio. Reaccionó Santos con la entrada de Quaresma, y bien pudo Silva empatar, pero se topó con los reflejos de Guillermo Ochoa. A medida que el partido avanzaba, todo iba siendo más pesado. Menos ritmo a cada minuto, y ni siquiera los cambios reactivaban a los protagonistas.
De hecho, ni siquiera Portugal insistió demasiado en buscar el empate, salvo con algunos detalles de Gelson, que fue el más activo del ataque luso y cuando la sobremesa llegaba, Portugal se volcó. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe y por las botas de Quaresma pasó la pelota para que su centro encontrase a Pepe en el punto de penalti, a la desesperada. Estiró la pierna para anticipar a la defensa y empatar en el último minuto del choque.
Treinta minutos más para sufrir, precisamente por no jugarse nada. Y ahí se volvió a ver la versión menos mala de Portugal. El empate metió al campeón de Europa en el encuentro y con una buena jugada de Gelson llegó el momento de dar la vuelta al marcador. El del Sporting tiró el sombrero ante Layún, que picó y cometió mano. Ese no lo falló Adrién Silva. Le tocaba remar a México, que tuvo las cosas negras tras la expulsión de Jiménez por un codazo, pero que no cesó en su empeño. Hasta el final castigó la defensa lusa pero se topó con la mejor versión de Rui Patricio, que cerró la jaula.
La consolación fue de Portugal hasta casi sin quererlo, porque ni siquiera como postre sirven este tipo de partidos. Un duelo a la altura del torneo: innecesario y con poco atractivo, a pesar de las voluntades de mexicanos y lusos. A pensar en lo que viene. En 365 días espera el Mundial en el mismo país, en los mismos restaurantes, pero con diferente menú.
Árbitro: Fahad Al Mirdasi (Arabia Saudí). Amonestó a Márquez y Moreno, y expulsó por doble amonestación a Semedo y a Jiménez.
Incidencias: Partido por el tercer y cuarto puesto correspondiente a la Copa Confederaciones disputado en el estadio Spartak de Moscú ante 45.000 espectadores
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