La noticia nunca deseada fue intuída por todo el mundo antes de que Rosell revelara lo inevitable. Tito Vilanova debe dejar el banquillo del Barça para dedicarse exclusivamente a jugar su partido. El partido personal contra su enfermedad que hasta ahora compatibilizó dirigiendo de forma valiente al primer equipo.
El impacto del golpe es duro y su resonancia impresionante. El técnico blaugrana y su familia deben saber antes que nada que tendrá a todo el Barça, al fútbol, técnicos, jugadores, amigos, directiva y afición empujando para ganar su combate. Unas pruebas rutinarias revelaron una nueva recaída y la imposibilidad para seguir dirigiendo al Barça. Podía ser.
El Barça se ha acostumbrado a vivir sobre la fatalidad. Durante el tiempo que Tito Vilanova ha sido entrenador el barcelonismo y el fútbol en general ha conocido a un entrenador sólido y con profundos conocimientos, pero también a un entrenador excepcional. Tito se amarró abnegadamente al Barça para seguir su lucha individual. Roura nunca estuvo solo durante su ausencia. El técnico ampurdanés programó la pretemporada, consensuó la lista de fichajes, bajas y cesiones y estuvo encima de la ciudad deportiva. Cada día pensó en el Barça mientras peleaba con lo suyo. Ahora debe pensar en él para regresar lo antes posible.
Los médicos le dijeron que podía seguir entrenando, Rosell lo había confirmado esta misma semana en una entrevista pero esta enfermedad es así. También se le vio suelto y enérgico saliendo al paso de su distanciamiento personal con su amigo Guardiola. Nadie podía sospechabar nada, pero esa posibilidad existió y existía. El Barça busca ahora un entrenador que anunciará en escasos días. De acuerdo, pero el entrenador por segundo año consecutivo seguirá siendo Tito para todos. Ganó la Liga de los 100 puntos, ganará la segunda y la suya. Y de largo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario