Portugal hizo historia en la Eurocopa de Francia al conquistar su primer gran título. Lo hizo contra todo pronóstico, en la final ante la anfitriona Francia y sin Cristiano Ronaldo, lesionado en los primeros minutos del duelo. Pero Portugal volvió a crecerse ante las adversidades, como durante todo el torneo. Sólo ganó uno de sus siete partidos en los 90 minutos, y únicamente fue por delante en el marcador durante 75 minutos de los 720 que disputó. Pero lo cierto es que no perdió ningún partido, y nunca se dio por vencido hasta ser campeón. Aquí os ofrecemos las claves de este triunfo para el combinado luso.
Si algo ha mostrado Fernando Santos es que ha tenido recursos suficientes en su plantilla para cambiar dos o tres piezas de su alineación en cada partido sin que el equipo se resienta. Es más, Portugal siempre ha salido reforzada con las modificaciones nominativas y tácticas de su técnico. Más allá de ahí, el combinado luso cuenta con un arma añadida que ha sabido explotar mejor que nadie: los revulsivos. Tanto Renato Sanches, cuando ha salido desde el banquillo, como sobre todo Ricardo Quaresma han sido dos futbolistas con capacidad para agitar a sus compañeros y al rival y decantar las fuerzas a favor de Portugal en los duelos igualados saliendo como suplentes.
Es evidente que Portugal ha tenido a priori menos nivel coral e individual en sus futbolistas y que ha demostrado aspirar a superar a través del empaque que Fernando Santos ha inyectado a su equipo y de un Pepe convertido en el gran jefe indio de la selección lusa en cuanto a fase defensiva se refiere. Sin embargo, los Cristiano Ronaldo, Nani, André Gomes o, incluso, el ya citado Renato Sanches acumulan talento suficiente en sus botas como para, prácticamente por sí mismos, encontrar la jugada que desbloquee el marcador a su favor o les invite a pensar en una remontada si comienzan perdiendo. Dotes que, sin perder su idea global, han explotado para alcanzar el éxito.
Ninguna otra selección de las 24 que comenzaron la Eurocopa puede presumir de tener a todo un Balón de Oro en este torneo. Ya no digamos a un futbolista que lo ha ganado en tres ocasiones y, quién sabe, si está en camino del cuarto. Hasta el momento, el astro del Real Madrid sólo ha podido marcar en el decisivo partido contra Hungría pero su temible figura ha hecho actode presencia para decidir partidos en cualquier momento. Su capacidad de remate es devastadora y su libertad es total para moverse por todo el frente del ataque en busca del espacio o del envío que le permite afrontar el arco rival. Un jugador legendario como él y ante una oportunidad histórica no va a despedirse de Francia sin aparecer con todo su arsenal al menos otra vez y pese a la lesión, ha estado presente. La culminación de una gran carrera: su primer título importante con su país y desquitandose de doce años desde la derrota de su Eurocopa.
Ninguna otra selección de las que quedan vivas en la Eurocopa ha puesto sobre la mesa un catálogo táctico tan amplio como el empleado con sabiduría por Fernando Santos. Portugal ha jugado a muchas cosas en muchos momentos diversos, incluso dentro del mismo partido, según requiriese la situación. Tiene aptitudes para ejercer el control conservador en medio campo, para replegar y salir con electricidad al contraataque, maneja el juego por alto y es peligrosa en cada balón parado, puede desbordar y cargar el área por banda a través de los laterales, sabe ejercer marcas al hombre puntuales y también puede adelantar su defensa y con un bloque más alto, empujar a los rivales hacia su propio campo mediante empujones enérgicos en conducción o toque posicional, es capaz también de dominar sin llevar la iniciativa. En definitiva, ha contado con muchos recursos para cambiar sobre la marcha según lo necesita y eso es, sin duda, una virtud que gana títulos. El ejemplo en esta final: el cambio de Eder, el héroe de la final.
Doce años después de haber alcanzado la final y perderla en la Eurocopa que ejerció como anfitrión, Portugal ha logrado quitarse dicha espina representada por el eterno Ricardo Carvalho y por Cristiano Ronaldo, los únicos futbolistas que ya estaban entonces en la selección de entre los que aspiraban a repetir escenario. Aquella gran generación portuguesa con Figo y Rui Costa a la cabeza bordeó muchas veces la ocasión de alzar un trofeo pero se retiró sin conseguirlo y ahora, la selección que comanda una estrella superior como Cristiano Ronaldo no ha dejado pasar la oportunidad. La fortuna ha estado de su lado. Portugal solo ha ganado un encuentro durante los noventa minutos y sin embargo, a base de inteligencia táctica, fe y de una resistencia y una entereza superior a la de sus rivales en los momentos clave ha llegado hasta aquí y ha logrado este torneo.
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