Tristeza provoca la dimisión de Sandro Rosell como presidente del
Barcelona y no porque el culé piense que el directivo mereciera seguir
al mando del club, sino por cómo se han dado las cosas. Sandro Rosell
presidió al Barça durante casi cuatro años en los que debió enfrentarse a
situaciones que parecían más que planeadas en su contra, pero también
él colaboró en la construcción de ellas. La falta de carisma del
mandatario siempre jugó en su contra, sobre todo después de suceder en
el puesto al carismático Joan Laporta. La visión empresarial de Sandro
Rosell, dejó cosas buenas en el club, como el hecho de reducir la deuda
en unos 100 millones de euros y fichar al jugador más deseado del mundo,
Neymar.
Y parece irónico, que el fichaje del brasileño haya
sido el punto de detonación para que Rosell terminara por irse del club.
Hasta hoy, nadie tiene conocimiento exacto de lo que dice el contrato
de Neymar, nadie conoce las cifras ni lo que se esconde detrás de ellas,
pero la cláusula de confidencialidad y otras actuaciones del ahora ex-presidente, como el tema de los Boixos Nois y el acuerdo con Qatar
Foundation, terminaron por cortar la credibilidad de Sandro Rosell.
No
es la primera vez que un presidente dimite, de hecho desde 1978, sólo
Joan Laporta ha terminado su mandato, aunque estuvo a punto de salir por
la puerta de atrás en agún momento. Pero la situación que ahora se vive
en el seno culé es inédita y nadie sabe cuáles serán las consecuencias.
Apenas unos minutos después de concluida la comparecencia de Rosell y
la presentación de Josep María Bartomeu como nuevo presidente, la afición culé no ve
con buenos ojos al sucesor, porque simplemente esta directiva, a la que
se ha tachado de mentirosa ya no da confianza.
¿Los
jugadores? Habrá que ver cómo reaccionan, si algo ha demostrado el club a
lo largo de los años, es la superación de los obstáculos, tanto
políticos, futbolísticos y de salud de algunos de sus miembros, y una
vez más deberán sacar la casta ante esta situación. El club que todo lo
gana, no sabe ganar en su funcionamiento interno, la autodestrucción se
hace presente cuando el equipo se encuentra en un gran momento y cuando
en sus filas se cuenta con varios de los mejores jugadores del mundo. El
socio tendrá la última palabra, la ausencia de Rosell parece que no se
extrañará y menos cuando su cercano Josep María Bartomeu es el nuevo presidente.
LOS OCHO PECADOS DE SANDRO ROSELL
La guerra con Johan Cruyff. Recién estrenada la presidencia y al tratarse el holandés de un hombre que respaldaba a Joan Laporta, el mito azulgrana se desvinculó del Barça
dejando la presidencia honorífica y devolviendo su insignia de oro y
brillantes del club. Desde entonces, Cruyff siempre criticó a esta junta
en todas sus declaraciones.
Sospechas de negocios fraudulentos. Rosell fue ido sorteando
las sospechas que constantemente recaían sobre él acerca de sus negocios
en Brasil, en casos que se encuentran en los tribunales y, de igual
forma, también supo sortear cuando le señalaban que era accionista de
una empresa (Viagogo) que vendía entradas del club, cuando a veces no
estaban ni a la venta para los socios.
El patrocinio con Qatar Foundation. Algunos socios fueron muy críticos
por el contrato que el Barcelona firmó con Qatar respecto al patrocinio,
del cual se han ido conociendo aspectos de los que no se informó al
inicio de la firma.
El adiós de Pep Guardiola. Tras los cuatro años gloriosos y llenos de títulos que dio el entrenador, ni Sandro Rosell ni su junta acabaron bien con el de Santpedor. La despedida de Pep y la forma en la que nombraron sustituto a Tito Vilanova, acabó por irritar más la propio Guardiola, recrudeciendo esta guerra el pasado verano cuando ya era entrenador del Bayern.
La despedida de Abidal. Tras
su segunda intervención de su tumor cancerígeno en el hígado, el club
anunció que seguiría contando con el jugador, pero finalmente no le
ofreció una renovación. Causó malestar en el vestuario y también entre
la afición y los socios.
No renovar a Víctor Valdés. Es sin duda la decisión deportiva
más importante que no ha sido capaz de acometer la junta de Rosell,
dejando escapar al portero que más éxitos ha dado al Barcelona y no
encontrando, de momento, un buen recambio.
Problemas en la comunicación y pérdida de imagen. La suma de
todos estos problemas, pese a la buena marcha deportiva del equipo de
fútbol y del resto de secciones deportivas, desgastó la figura de Rosell
durante toda su presidencia. Los constantes cambios en los responsables
de comunicación del club y la penúltima comparecencia para explicar el
asunto de Neymar, también fueron claves en este sentido.
El contrato de Neymar. Ha sido el detonante de su dimisión,
después la admisión a trámite de la querella por parte del juez Pablo
Ruz y la posibilidad de que Rosell acabe imputado.
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