SUDÁFRICA
[1-0] ESPAÑA
Sudáfrica amarga el más dulce de los recuerdos
Los de Del Bosque completaron uno de los partidos más flojos que se
les recuerda. Valdés se retiró lesionado y Reina, a pesar de que La Roja
había agotado cambios, salió y salvó
Cuando un partido es tan soso, hay que echarle sal. O intentarlo: pese a ser amistoso, este Sudáfrica-España
era especial por disputarse en un marco inigualable. España volvía al
Soccer City (ahora FNB Soccer City) 1227 días después de ganar en él su
único Mundial. Un lugar idílico, idealizado por los siglos de los
siglos, que evoca alegría. Lo que allí aconteció hacía parecer que todo
era perfecto: la crisis no parecía ni siquiera recesión, el sexo después
de los 50 no era una quimera y él no sabía que ella le iba a dejar de
querer.
Escribió Tomás Guasch, en el “Libro de Tiempo de Juego”,
que el fútbol es “uno de los mejores inventos del hombre para pasarlo
bien con tu gente”. Sin embargo, el 11 de julio de 2010 el fútbol se
desvirtuó de forma incontrolable. El fútbol, en ese partido más que
nunca, era la copa o la vida. Seguramente porque, como afirmó Ángel
Cappa, “los que no conocen la tristeza del fútbol no saben lo que es la
tristeza”. Y eso era lo que marcaba tamaña cita: el terror a un partido
en el que perder era sufrir el dolor más grosero, un partido que
separaba la gloria del infierno y que, finalmente, acabó uniendo el
ahora con la eternidad. Ese ahora de julio de 2010 que tanto se recuerda
y que con este amistoso ha zarandeado un sinfín de sentimientos.
Este
amistoso teletransporta a casi 4 años atrás y obliga a un reconfortante
ejercicio nemotécnico. Inevitable es recordar con quién estaban, dónde
lo vieron. Pero, sobre todo, la memoria y el subconsciente alumbran con
fuerza dos momentos cuya cota de alegría no acertaría a medir ni la
calculadora científica de Bill Gates. La
máquina del tiempo se detiene en cómo durante los 5 segundos más largos
y angustiosos que un ser humano puede aguantar sin padecer un infarto
de miocardio, aquéllos en los que Robben encaraba a
Casillas, el pueblo español se encomendaba una vez más a El Santo y le
pedía que hiciera otro de sus milagros como quien pide cinco minutos más
al despertador por la mañana. Iker obró y, desde entonces, el 11 de
julio de 2010 también es recordado como el día en que todos los
españoles quisieron ser Sara Carbonero para haberle besado. Quien
sobrevivió y ahora puede seguir este viaje en el tiempo, llega al minuto
116, el glorioso minuto 116 del Soccer City de Johannesburgo, en el que
don Andrés Iniesta hizo realidad el gol que todo el mundo sueña. Porque
desde que uno es niño y sabe que le gusta el fútbol y que quiere ser
futbolista, lo quiere, precisamente, para meter ese gol. Vuelvan a
emocionarse. Lloren. Este amistoso se firmó para ello. Para ello y para
recordar que, efectivamente, la camiseta del manchego no erraba: Dani
Jarque seguía y seguirá con nosotros. De ello se encargó don Andrés
Iniesta Luján, I de Fuentealbilla, de España (usted perdone, don Juan
Carlos) y de nuestras vidas.
El partido, futbolísticamente, fue
soso, pero habrá que explicar lo que ocurrió: España salió con siete
jugadores del once de la final de 2010. Parecía incomodarle el partido y
la posesión, así que quiso repartírsela con Sudáfrica.
Jugó más directo, con pases a la espalda de la defensa, entre los
centrales, pero Villa se había comprado una casa en la zona comprendida
entre éstos y el portero, la del fuera de juego. Llorente tuvo la más
clara en el minuto 27 gracias a un centro medido de Arbeloa, pero
cabeceó desviado casi en el área pequeña. Sudáfrica crecía, era su
noche, y probaba suerte desde lejos: dio al larguero en el 18’ y probó a
Iker en el 20’.
La primera parte acabó con un córner de los
sudafricanos que Khumalo envió al lateral de la red ante la inoperancia
de Albiol. Fue el prólogo de un segundo periodo en el que los locales se
creyeron Brasil (tal vez por el amarillo de sus camisetas) y atacaron a
la campeona del mundo. Tras varias tentativas peligrosas y un minuto
después de que Monreal no acertarse a finalizar una jugada ‘made in’ La
Roja, Parker hizo un 1-0 que vino precedido de un error de Albiol, que
erró con el balón de los pies en una jugada en la que Sudáfrica
trianguló y Parker, sutilmente, picó por encima de Valdés, que rozó el
balón. Precisamente Valdés inició, involuntariamente, el verdadero
espectáculo. El arquero se lesionó y España, que había agotado los
cambios y se preparaba ya para jugar con Arbeloa de portero, pactó con
no se sabe muy bien quién que se permitiera entrar a Reina. Hubo jaleo y
no era para menos: el portero del Nápoles acabó salvando por dos veces
el 2-0. Khune hizo lo propio cuando Albiol y España celebraban el
empate. Así terminó un partido soso en el que Parker amargó el más dulce
de los recuerdos.
Sudáfrica: Khune; Nthethe, Ngcongca, Khumalo (Xulu,
m.46), Matlaba; Furman, Jali, Manyisa (Zungu, m.62), Claasen
(Tshabalala, m.46), Rantie; y Parker (Patosi, m.90).
España: Casillas
(Víctor Valdés, m.46 (Reina, m.80)); Arbeloa, Albiol, Sergio Ramos,
Monreal; Xabi Alonso (Navas, m.61), Busquets, Iniesta (Koke, m.74);
Pedro (Mata, m.61), Villa (Negredo, m.57) y Llorente (Cazorla, m.46).
Goles: 1-0, m.56: Parker.
Árbitro: William Koto (Lesotho). Amonestó a Tshabalala por Sudáfrica.
Incidencias: Partido
amistoso disputado en el Soccer City, ante la presencia de 36.000
espectadores. El capitán Iker Casillas levantó la copa de campeones del
mundo en los prolegómenos del partido.
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