Munichazo con el sello de Drogba
Tras una batalla de 120 minutos en el Allianz, los blues ganaron por 4-3 en la tanda de penaltis, con Cech como factor decisivo y un Drogba, de nuevo, colosal. El Bayern perdió la Champions en su propia casa cuando lo tenía todo a su favor.
Cuánta expectativa creada, cuánto morbo por ver cómo haría el Chelsea para ganar su primera Champions, o el Bayern para abrazar su quinto entorchado, y ganarlo nada menos que en su propia casa... Estaba todo preparado en el Allianz Arena para vivir una fiesta grande de fútbol, un duelo estelar entre potencias de calidad equivalente. Salieron resplandecientes los veintidos protagonistas en su uniforme de adidas. Prometían la gloria, pero lo que se vio, en cambio, fue la amargura de un choque unidireccional. Un solo de los bávaros, buscando durante toda la noche cómo abrir el melón de un equipo, el Chelsea, que sólo se dedicó a defender.
No sorprende el
planteamiento, en cualquier caso, recordando cómo se lo gastaron los Blues
para eliminar al Barça. Pero allí, los culés no les habían dejado prácticamente
otra alternativa. Ahora, en cambio, al Bayern sí que le podía hacer daño desde
la posesión -en caso de querer tenerla-, y mucho más sabiendo de las bajas de
dos titulares indiscutidos en defensa: Badstuber y Alaba.
Sin embargo, desde el minuto uno quedó muy en claro a qué venía el Chelsea. Cedió balón y terreno el equipo inglés, dejando a Drogba casi como triple pivote navegando más por la zona de medios que acechando a Neuer. Atacantes como Mata y Kalou también se sumaron al Operativo Resistencia. Y entonces, todo pasaba a depender exclusivamente del criterio que tuviera el Bayern para atacar.
¿Qué decidió
Jupp Heynckes? Pues lo de siempre. No iba a cambiar el libreto justo para la
final, y además, ¿para qué hacerlo viendo lo bien que se comportó hasta aquí su
equipo? El dibujo, pues, fue un 4-2-3-1, con Robben y Ribéry para
romper desde las bandas, Tommy Müller como eje del ataque más hacia el centro,
por delante de Kroos, y Mario Gomez como faro en punta. La forma en
que debía atacar el equipo alemán estaba muy clara.
Y por mucho que lo supiera el Chelsea, y por mucho que lo trabajara Di Matteo para poder frenarlo, sólo la falta de acierto en el primer tiempo evitó lo que se olía casi desde el comienzo: el gol bávaro. Lo intentó Kroos, pero remató apenas afuera (m.5), y luego Robben tuvo dos ocasiones clarísimas, primero disparando alto tras una contra que le armó Ribéry (m.8) y luego, con paradón de Petr Cech ante un tiro raso del holandés (m.21).
El Chelsea no es
que no tenía ocasiones. Es que ni siquiera olía el balón. Sus posesiones se
diluían en instantes, Juan Mata sufría al no tener un solo interlocutor válido
con quien tocar, y Lampard y Kalou estaban más preocupados por perseguir
sombras rojas que por buscar a Drogba. Aún así, daba la sensación de que los Blues
no se desesperaban. Que tenían el partido justo en donde querían, en la medida
que el marcador no se modificara.
Trató de
cambiarlo el Bayern, buscando con un remate apenas desviado de Ribéry (m.34) y
luego con un gran centro de Diego Contento que Müller cazó de forma impecfecta
con su volea (m.36). Recién al minuto 37 sacó el Chelsea la cabeza de la
madriguera y obligó a intervenir a Manuel Neuer, cuando éste atrapó un disparo
de Kalou tras un gran ataque en abanico de los visitantes, con Mata y Drogba
como autores intelectuales de la acción. Pero fue sólo eso. Un espejismo. El
Chelsea no contemplaba soltar gente en ataque. Al menos, no hasta que el Bayern
se cansase de buscar en vano.
Y nada cambió
tras el descanso. Al menos no en el aspecto táctico. Seguía buscando el Bayern,
con un Müller cada vez más claro, aunque tanto Robben como Mario Gomez (que
había fallado una clara al minuto 42) se fueron apagando con el paso de los
minutos. Justo lo que necesitaba el Chelsea para reforzar su planteamiento de
trinchera.
De pronto,
apareció Drogba y casi sorprende a Neuer con una volea impresionante que se
marchó fuera por poco (m.50). Y de pronto, con el Bayern evidenciando algunas
muestras de fatiga y sin que reaccionara a tiempo Heynckes con los cambios, el
partido entró en la nevera, convirtiéndose en una de las peores finales que se
recuerden de la Champions. No pasaba casi nada. Ni la gente se entusiasmaba, y
eso que el Bayern estaba buscando la Orejona a estadio lleno ante su
propia afición.
El sopor y el
tedio lo comenzó a destrabar una acción casi sacada de contexto. Cuando
faltaban sólo siete minutos para el final, Contento se marchó de todos en su
banda y su centro, largo al segundo palo, encontró al menos pensado para el
Chelsea: a Tommy Müller. El canterano bávaro dijo que sí con la cabeza, cantó
Cech, de forma incomprensible, y el balón le entró de bote al césped, casi
delante de sus narices, tras acariciar el larguero (1-0).
"Ya está, final ganada", pensaron todos en el Allianz. Todos... menos Drogba. El que nunca se rinde, ni en las peores condiciones. No necesitó más que un córner (bien sacado por Mata, eso sí), para prolongar el suspense y llevar la finalísima a la prórroga. El cabezazo del Perro, yendo al palo corto tras ganar a Boateng, fue sencillamente extraordinario. Aunque también es cierto que Neuer pudo haber hecho algo más para evitar el 1-1, que subió al marcador (m.88).
Hubo que jugar entonces una prórroga. Contra todo
pronóstico, viendo cómo se había desarrollado el partido, y más después de ver
cómo el Bayern había logrado romper la barrera azul después de tanto esfuerzo.
Pero allí estaba el Chelsea, resistiendo, y con el ingreso de Fernando Torres
en punta -le metió Di Matteo tras el 1-0 de Müller- para amenazar a Neuer,
aunque sea por el riesgo que implica ver moverse al Niño en
las inmediaciones del área alemana.
Pero el
que seguía buscando el gol era el Bayern. En una aproximación de Ribéry al
área, que parecía no traer consecuencias, Drogba cometió un absurdo penalti
tratando de ayudar en defensa, como bien ha sabido hacerlo en tantas otras
ocasiones.
La infracción
fue clara, y Robben frente a Cech era el duelo. Lo ganó el meta checo,
arrojándose hacia su izquierda para parar el remate del astro holandés, una vez
más fallón en una instancia decisiva, como en la final del Mundial de Sudáfrica
2010 ante Iker Casillas.
Ni eso despertó al Chelsea, que
seguía mirando de reojo el reloj, esperando los penaltis, soñando con que el
Bayern bajara de una buena vez por todas la guardia. Pero eso no ocurrió.
Con el corazón de Schweinsteiger,
el aplomo de Kroos y los 174 pulmones que parece tener el capitán Phillip Lahm,
el once de Heynckes seguía buscando la gloria, aún sin tener ya casi más
fuerzas.
Casi logra el 2-1 Ivica Olic, el único punta que Heynckes tenía en la recámara (m.108). Y si no remataban los bávaros, eran los propios Blues los que amenazaban a Cech, por defender cada vez más cerca de su portería, con el riesgo inminente de provocar incluso un gol en propia puerta.
Pero pasó el temblor para ellos.
Exhaustos los dos equipos, se llegó al final de los 120 minutos y a la antesala
del drama: la tanda de penaltis. ¿tendría ventaja el Chelsea tras el error de
Robben y el paradón de Cech en el tiempo regular? ¿O sería el momento del
inmenso Neuer?
La tanda comenzó de fábula para
el Bayern, por el acierto de su capitán (Lahm) y el fallo del español Mata, que
lanzó mal y le paró Neuer; luego llegaron cuatro aciertos consecutivos (los de
Mario Gomez, David Luiz, Neuer como lanzador y Lampard), hasta que Ivica Olic
falló en un momento crucial lo que pudo haber sido el 4-2. Esa parada de Cech,
volando hacia su izquierda, dio alas a un Chelsea que a partir de allí se hizo
el dueño anímico de la definción desde los once metros.
Ashley Cole puso el 3-3, y cuando Schweinsteiger falló de forma clamorosa el quinto disparo del Bayern (lanzó al palo, después de que llegase a rozar Cech el balón), el último remate, el consagratorio, le quedó a la persona predestinada de esta Chapions. Drogba fue a por la revancha, tras haber cometido aquel penalti a Robben. Y el costamarfileño batió a Neuer para dar la primera Orejona al Chelsea. Tenía que ser justo él quien cerrara esta página inolvidable en la Copa de Europa. La historia le debía esta gran alegría al club de Stanford Bridge.
Bayern de Munich: Neuer; Lahm, Boateng, Tymoshchuk, Contento; Kroos, Schweinsteiger; Robben, Müller (Van Buyten, 86), Ribery (Olic, 97); y Gómez.
Chelsea FC: Cech; Bosingwa, Cahill, Luiz, Cole; Mikel, Lampard; Kalou (Torres, 84), Mata, Bertrand (Malouda, 73); y Drogba.
Goles: 1-0 (min 83, Müller), 1-1 (Drogba, 88)
Penaltis: 1-0 (Lahm marca), 1-0 (Mata lanza y Neuer para), 2-0 (Gómez lanza y marca), 2-1 (David Luiz lanza y marca), 3-1 (Neuer lanza y marca), 3-2 (Lampard lanza y marca), 3-2 (Olic lanza y Cech para), 3-3 (Cole lanza y marca), 3-3 (Schweinsteiger lanza contra el poste), 3-4 (Drogba lanza y marca).
Árbitro: Pedro Proenca (Portugal) amonestó a Schweinsteiger, Cole, David Luiz, Drogba y Torres
Incidencias: Final de la Liga de Campeones disputada en la Allianz Arena de Múnich ante 62.500 espectadores.
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