A ritmo de Neymar y a semifinales
Los anfitriones pasan a semifinales como primeros de grupo en un
partido en el que Neymar, a pesar de jugar sólo 67 minutos, fue decisivo
Se jugaban Italia y Brasil
el liderato del grupo A y el partido prometía jolgorio. Salvador de
Bahía ansiaba un paso al frente de la generación de futbolistas que ha
de retener en casa el trofeo del Mundial 2014. Y justo delante se
interponía Italia, mermada en la medular por las ausencias de Pirlo y De
Rossi. La hoja de ruta de los de Scolari estaba clara: sortear a
Italia, evitar el obstáculo de España en semifinales (todo apunta a que
La Roja será también primera de grupo) y seguir su trayectoria
creciente.
El partido empezó con Hulk metiendo el miedo
en el cuerpo a Italia. Buffon, que pudo hacer algo más en tres de los
cuatro goles, apagó el amago de incendio. Brasil siguió intentándolo,
pero se calmó muy pronto. La noche era larga, o eso pareció que
pensaban. Y en ese punto quedaron los dos, como en el baile de fin de
curso de 6º de primaria: los chicos, a un lado; las chicas, al otro. Fue
entonces cuando Italia empezó a asentarse. No fue la Italia que
pretende Prandelli, sino una más tradicional
Neymar tuvo la
oportunidad más clara tras una triangulación en la que Oscar agitó su
varita mágica para dejarle en posición franca en el área con un toque de
tacón. Cruzó demasiado. 0-0. En el 45’, cuando todos daban por bueno el
empate, más por curiosidad que por intención, Brasil encontró premio.
Una falta recibida por Neymar en el costado izquierdo, fue botada por
éste y, tras el remate de Fred, que encontró a Buffon, remachó Dante (en
fuera de juego) con el cancerbero todavía en el suelo. El del Bayern
había sustituido previamente a David Luiz, nuevamente lesionado. Italia,
por su parte, ya había tenido que mover el banquillo por dos veces
debido a las lesiones. La fragilidad presidía el partido.
Llegó
el descanso y tras éste la fiesta empezó a ser tal. Si en la primera
parte no se acabó el mundo para los que se perdieron el inicio por
apurar la cerveza en una terraza al calor veraniego, en la segunda
fueron obligatorios los cuarenta y cinco minutos. La timidez inicial
dejó paso a una borrachera de goles. En el 51’ empató Giaccherini
después de una jugada made in Italia. Es decir, sin muchos alardes:
saque de Buffon, prolongación en la media, otra prolongación de
Balotelli con el tacón (¡Oh, lalá!) y Giaccherini cruzó de forma
efectiva. Julio César aún espera ver el balón.
Entonces apareció
Neymar, que fue objeto de ocho faltas en los sesenta y siete minutos que
jugó. En una de ellas centró en una jugada que finalizó con el gol de
Dante; en la séptima, se erigió protagonista del partido. El rey de la
pista apareció en la fiesta con los cuellos de la camiseta subida. “Aquí
estoy yo”, parecía decir. Sabe que está destinado a lo más grande, a
triunfar, a que todos los focos le alumbren a él. Así, en el 56’, colocó
el balón con mimo, miró a la portería, donde le esperaba Buffon, que
por edad podría ser su padre y, sin importarle el DNI ni cualquier otra
circunstancia, se la clavó por su palo. 1-2 y vuelta a la samba de
Neymar. Poco después fue cambiado, pero ya había ligado, ya había vuelto
a enamorar a Brasil, que suspira cada vez que el balón es arropado por
sus botas.
Balotelli replicó con una falta desde la Estratosfera.
El balón bajó con fuerza, pero no besó la red. En el 65’, Marcelo le
puso un regalo a Fred. El delantero, muy limitado técnicamente, tiene
tatuada en su mente la situación de la portería y, así, entre dos
defensas y minimizando a Chiellini, batió a Buffon por su palo.
Cinco
minutos después, el propio Chiellini dio esperanzas a Italia tras un
barullo en el área. Italia tiene ese don para aprovecharse cuando la
zona de peligro se convierte en un mercadillo en rebajas. El árbitro
había pitado previamente penalti, pero hizo como si sólo él lo hubiese
escuchado y concedió el gol. Ridículo. En el 80’, Maggio intentó el
empate en un córner, pero se tuvo que conformar con quedarse cerca de
reventar el larguero. Susto y a seguir. Porque Brasil no paró y, en el
88’ Fred puso la sentencia al recoger un rechace a un tiro de Marcelo.
Nuevo fuera de juego y nuevo error del colegiado uzbeco.
Así
acabó el partido. Brasil pasa como líder de grupo a semifinales. Italia
tendrá que enfrentarse con casi toda seguridad a España, su reciente
bestia negra. Neymar, mientras tanto, necesitó 67’ para encandilar a un
universo futbolístico que le pide y exige cada vez más. Que no pare la
samba.
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