El fútbol está de luto tras la pérdida de Tito Vilanova, un técnico que pasó al frente del primer equipo del Barcelona de manera fugaz pero no desapercibida. Al de Bellcaire le bastó sólo una temporada para dejar un grato recuerdo entre los culés que disfrutaron del balompié con el técnico nacido en La Masia.
Francesc Vilanova i Bayo nació el 17 de septiembre de 1968 e inició su carrera futbolística en las categorías inferiores del Barcelona hasta ascender al conjunto filial en la temporada 1988-89. Fue en esa temporada donde coincidió con jugadores como Guillermo Amor y Carles Busquets, pero su paso por el conjunto filial fue corto y en la segunda temporada se marchó al Figueres para después de dos temporadas debutar en la Primera División con el Celta de Vigo. Fueron tres las temporadas que jugó Tito en el conjunto gallego y los siguientes cinco años pasó por equipos como Badajoz, Mallorca, Lleida y Elche, hasta finalmente colgar las botas en el 2002 con la Gramanet.
Tito Vilanova comenzaría entonces su aventura como entrenador. Sus primeros pasos los dió en el Cadete B del Barcelona donde tuvo a su cargo a Gerard Piqué, Cesc Fàbregas y al mismo Lionel Messi. Pero en el 2003, durante la presidente de Joan Laporta que contaba con Sandro Rosell como director deportivo, se realizó una reestructuración del fútbol base, por lo que Tito tuvo que abandonar el Club y continuar probando suerte en equipos como Palafrugell, Figueres y Terrassa, hasta volver al Barcelona B en 2007 como ayudante de su amigo Pep Guardiola con quien había coincidido como jugador en las categorías inferiores.
El primer año de Pep al frente del banquillo del conjunto filial fue maravilloso y para el verano de 2008, Laporta nombró al ‘Noi de Santpedor’ técnico del primer equipo y Tito Vilanova ascendió junto con su amigo Pep a la Primera División como su asistente. Los siguientes cuatro años de la dupla de técnicos al frente del banquillo forman parte de la mejor etapa del Barcelona en su historia, ganando 14 títulos de 19 disponibles. Poco reconocimiento se le había dado a Tito Vilanova en esa época, pero al técnico le llegó su oportunidad en el verano de 2012, cuando Guardiola anunció que se marchaba del equipo y el presidente Sandro Rosell eligió a Tito como primer entrenador del Barcelona para las próximas dos temporadas.
Tito fue presentado el 15 de junio de 2012, en medio de las dudas que generaba su ascenso en el Barça, por una parte, el entrenador había superado el cáncer de parótida unos meses antes y por el otro, llegaba a ocupar un puesto en el que Pep había dejado el listón muy alto. Tito sabía del mayúsculo reto que tenía por enfrente, pero cualquiera se le hacía pequeño después de haber vencido su enfermedad. La vida lo pondría a prueba una vez más y en diciembre del mismo año sufrió una recaída del cáncer, por lo que tuvo que abandonar el equipo temporalmente para tratarse en Nueva York.
A pesar de la distancia y la incomodidad que le generaba el tratamiento, Tito no dejó de dirigir al equipo desde la distancia, los jugadores no se encontraban bien anímicamente pero dedicaban cada encuentro a su entrenador. Vilanova recuperó el título de Liga que había sido arrebatado por el Real Madrid de José Mourinho y además logró igualar el récord de los merengues de 100 puntos en el torneo.
Tito Vilanova impuso récords e igualó otros de sus antecesores, el técnico se convirtió en el cuarto entrenador del Barcelona en debutar con el Barcelona ganando la Liga, como lo hicieran Pep Guardiola, Louis van Gaal y Josep Samitier. Tito quería más, pero la tercera recaída del cáncer diagnosticada en julio de 2013 hizo que el entrenador tuviera que abandonar el banquillo para dedicarse a vencer la batalla más importante de su vida.
‘El Marqués’, sobrenombre con el que se conocía a Tito Vilanova, era un hombre de pocas palabras, con las ideas claras y un carácter fuerte escondido detrás de una amable sonrisa que siempre supo regalar a aquellos que se cruzaron por su camino. Genio del fútbol y con una comprensión de la táctica como pocos, pero el tiempo no le alcanzó para levantar más títulos. Nadie podrá ocupar el lugar que dejó Tito en el Barça pero él permanecerá por siempre en el corazón de todos los culés.
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