miércoles, 14 de diciembre de 2011

ANÁLISIS DE LOS DIECISEISAVOS DE FINAL DE LA COPA DEL REY (Partidos de ida)


El Valencia se deja para Mestalla otro título en el alero

Un flojo Valencia es incapaz de ganar a un Cádiz que le puso más brío y ganas. La mejor noticia, el retorno de Banega.

 

 

Cádiz es una ciudad que invita a la relajación. Y tras sufrir una eliminación en Liga de Campeones, una traumática remontada ante el Betis y con un partido de vuelta en casa en el que resolver la Copa, el Valencia CF se dejó la eliminatoria de dieciseisavos para Mestalla.

Ni Cádiz ni Valencia CF fueron capaces de poner a prueba la eficacia de las redes del Ramón de Carranza. Un empate a cero en el marcador pero una victoria en ilusión del Cádiz, que pese a sus limitados recursos llegó y metió miedo en el área de Guaita.

La alegría que transmitió el fútbol del Valencia CF en los primeros 45 minutos no fue precisamente la de una chirigota gaditana. Jordi Alba y Piatti fueron los que saltaron más espabilados al césped Ramón de Carranza. Su velocidad al contragolpe fue de lo poco que despertó a los de Emery en varias intentonas. Acompañó sin desentonar Dani Parejo, quien desde el balón parado dio síntomas de que el equipo podía hacerle daño al Cádiz.

La ocasión más clara de la primera mitad estuvo en las botas de Aduriz. El delantero donostiarra se encontró con un balón en el área pequeña que intentó colgar sin éxito ante la media salida de Gonzalo. Emery echaba mano de la versatilidad de los dos pablos, Hernández y Piatti, para que permutaran de posición y desajustar la defensa del Cádiz. Sin éxito.

En los aledaños del área de Guaita, un descarado Dieguito se metía el Ramón de Carranza en el bolsillo con sus acciones individuales. En la primera se atrevió a tirale un doble caño a Adil Rami ante el rostro de incredulidad del francés, mientras que en otra dejó atrás a Barragán y puso un envenenado centro.

Parecía que iba a cambiar el guion en la segunda mitad. Nada más sacar de centro, Piatti se marchó solo y se plantó ante Gonzalo. Condujo todo el rato con la izquierda y quiso definir con la derecha. Ahí estuvo el fallo en la segunda y definitiva gran ocasión del Valencia CF.

Poco a poco se fue apoderando el Cádiz del partido y disfrutó de varios acercamientos, pero la notable falta de calidad en los metros finales le impidió abrir el marcador.

Los cambios de Emery revitalizaron el equipo. Soldado impuso respeto a la zaga rival que retrocedía varios metros y Mathieu demostró que su conexión con Jordi Alba es vital para el equipo.

Los centros del francés se convirtieron en la principal fuente de peligro de los de Emery, que reservó los últimos diez minutos para que Banega fuera cogiéndose al equipo tras más de un mes fuera del equipo. Finalmente ambos equipos dieron por bueno el empate a cero y será Mestalla el que dicte sentencia.




Cádiz CF: Gonzalo, De Coz, Murillo, Baquero, Góngora, Yuste, Caballero (Moke, m. 78), Ferreiro (Pérez, m. 69), Ikechi, Dieguito (Juanse, m. 64) y Akinsola.

Valencia CF: Guaita, Barragán, Rami, Dealbert, Alba, Albelda, Parejo, Pablo Hernández (Mathieu, m. 68), Piatti, Jonás (Soldado, m. 60) y Aduriz (Banega, m. 80).

Árbitro: Iturralde González (Colegio Vasco). Mostró tarjetas amarillas a los locales Yuste y De Coz, y a los visitantes Rami y Mathieu. Expulsó al entrenador del Cádiz, José González, en el minuto 86.

Incidencias: Partido correspondiente a la ida de la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Ramón de Carranza con la presencia de 6.635 espectadores.


La defensa del título copero pasa por El Bierzo sin problemas

Con goles de Cristiano y Callejón, los merengues ganaron sin problemas incluso a pesar de la expulsión de Albiol por doble amarilla.

 

Cristiano Ronaldo; David Malo en el Ponferradina-Real Madrid de la Copa del Rey

 

El Real Madrid puede considerarse virtualmente en los octavos de final de la Copa del Rey después de lograr un ventajoso 0-2 en El Toralín. La Ponferradina no lo puso nada fácil, tuvo sus oportunidades para haberse marchado con algún gol en su casillero, pero el Real Madrid hizo valer su mayor calidad en los momentos clave. Callejón a la media hora para dormir un poco el ímpetu local. Y Ronaldo a cuarto de hora para el final, justo cuando Albiol acababa de ser expulsado y la Ponferradina amenazaba con asediar a Adán hasta el final. Con esos dos goles le bastó a un gris, pero serio y efectivo Real Madrid ante un Segunda B que sumaba cinco puntos menos que ‘su’ Castilla. Por las fechas en las que llegaba, y dada la galopante crisis de fe, se puede decir que los pupilos de Mourinho vuelven a la capital con los deberes hechos.

Empezó el partido eso sí con un tono distinto a lo que dice el resultado final. Con una Ponferradina mirando al Real Madrid a los ojos, sin miedo, llevado en volandas por los ánimos del público que llenó El Tolarín, por el espíritu del Alcorcón, y por la emoción de enfrentarse al equipo merengue. Yuri, su delantero, se permitió incluso el lujazo de una chilena preciosa al saque de un córner que si llega a entrar le hubiera garantizado portadas durante toda esta semana seguro. Sin embargo, pese a esa efusividad inicial, poco a poco el Real Madrid fue domando a la fiera, madurando el partido. La Ponferradina demostró tener orden, sacrificio, disciplina, orgullo, hambre, pero el fútbol, el talento y la calidad pertenecían a los de blanco, que aprovechaban cualquier mínimo descuido en defensa del cuadro leonés.

Y así fue como fueron llegando las ocasiones cumplido el minuto veinte. Primero, una de Ronaldo, al que el guardameta local le apagó bien la luz. Luego una de Callejón, al que Higuaín dejó solo, pero cuyo centro hacia Cristiano se marchó a tierra de nadie. Y a la tercera, el equipo madridista dejó de perdonar. La defensa de la Ponferradina tiró mal el fuera de juego, habilitando a Callejón para que rematara casi a placer un centro lateral de Khedira que se coló por la escuadra. Anda fino el ‘21’ merengue, que decían que iba a ser el nuevo Pedro León, y llegada la Navidad es el goleador más efectivo del cuadro blanco, además del cuarto máximo goleador. Nada más y nada menos.


El tanto sirvió para disminuir el ritmo del partido. La Ponferradina siguió jugando como sabía, bien colocado en defensa, esperando alguna rendija en la defensa contraria, como se juega en Segunda B. Y el Real Madrid parece que se contagió de alguna manera, completando un partido serio, pero sin lustre ninguno. Sin un detalle digno de mencionar, sin un pase en profundidad de los que levantan del asiento, sin asediar siquiera la portería contraria. Un partido en el que hasta Altintop se desenvolvió con solvencia en el lateral derecho, y donde Sahin demostró poco para lo que se espera de él.

 

Sólo Domenech tuvo a su alcance salpimentar el soso partido, pero su centro-chut nada más comenzar la segunda parte se estrelló en el larguero, y Yuri desperdició el rechace consecuente cuando Adán ya estaba vencido en el suelo. Ahí tuvieron el partido los locales. Bueno, ahí, y cuando el colegiado expulsó a Albiol por doble amarilla a falta de veinte minutos para el final. Al valenciano parece que le ha mirado un tuerto esta temporada. Pero no fue la expulsión lo que cambió el devenir del final, sino un gol de Ronaldo apenas cinco minutos después.

Encarando a su defensor, el portugués aprovechó su velocidad al borde del área para encontrar el hueco necesario para armar su pierna izquierda. El guardameta no acertó a rechazar el fuerte chut, colándose así en el fondo de la portería leonesa. No lo celebró el ‘7’ blanco, en un acto que le honra de alguna manera después de que minutos antes hubiera tenido un amago de tangana con Samuel, y tras algunas meteduras de pata parecidas este año. Sabía que ahí se había acabado el partido y la eliminatoria, que el gol llegaba después de las muchas y merecidas críticas que recibió tras el Clásico, pero Ronaldo no se lo quiso restregar a nadie.

De ahí al final, Mourinho hizo jugar a Granero –el jugador menos utilizado-, e hizo debutar también a Jesé después del amago en Amsterdam, una de las mayores esperanzas de la tan menospreciada cantera merengue. La Ponferradina por su parte amagó con marcar, pero sin llegar a morder. El choque lo había decidido ya Ronaldo. Viendo el resultado final, pudo parecer incluso que Ronaldo y el Real Madrid apretaron el acelerador cuando hubo de necesitarlo, aunque la realidad dice que no se encontró muy cómodo en los noventa minutos. Y aun incómodo, nadie le quita eso sí la seriedad, y el pundonor tras la puñalada recibida el sábado. La imagen no se lavó del todo, pero el orgullo se puede considerar sanado.

 



SD Ponferradina: Orlando Quintana; David Malo, Samuel, Alan Baró, Sergio Rodríguez; Carlos Ruiz, Isaías; Borja Valle, Borja Sánchez, Luis Domenech (Acorán, min. 60); y Yuri (min. 60).

Real Madrid: Adán; Altintop, Varane, Albiol, Marcelo; Khedira, Sahin (Sergio Ramos, min. 70); Callejón, Kaká (Granero, min. 70), Cristiano Ronaldo; e Higuaín.

Goles: 0-1, m.29: Callejón. 0-2, m.72: Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Mostró tarjeta amarilla a Sergio Rodríguez, Carlos Ruiz y Samuel, por la Ponferradina, y a Albiol en dos ocasiones, por lo que fue expulsado (min. 68), por el Real Madrid.

Incidencias: 8.500 espectadores en El Toralín, prácticamente lleno.


Borja Valero evita una nueva hecatombe del Submarino

Una genialidad del centrocampista en el tramo final salva a los amarillos de la derrota ante el Mirandés y facilita la labor para la vuelta del Madrigal

 

 

El Villarreal logró un empate (1-1) ante el Mirandés gracias a un gol de Borja Valero en el minuto 85, en un partido en el que pasó más apuros de los previstos y en el que fue superado durante mucho tiempo por el equipo local.

El primero en llegar con peligro a la portería rival fue el Mirandés. Mikel Martins, en el minuto 4, recibió el balón en el área pequeña y lo estrelló en un poste de la portería de César.

La de Martins fue la única ocasión clara de gol en el primer cuarto de hora de partido, en el que no se notó, en términos de calidad, juego y presión, la diferencia existente entre el equipo de Primera y el de Segunda División B.

En el minuto 24, un buen centro de Iribas llegó a la cabeza de Alain, que, en un certero remate, picó el balón ajustado a un poste para batir a César y conseguir el 1-0.

Lejos de replegarse, los locales siguieron jugándole de tú a tú a un Villarreal que no solo no conseguía llegar con peligro a la portería rival, sino que tampoco era capaz de neutralizar la superioridad que, hasta ese momento, ejercía el Mirandés en el centro del campo.

A cinco minutos para el descanso, a punto estuvieron los locales, de nuevo con un remate de cabeza de Alaín, de hacer el 2-0, pero esta vez César, bien colocado, paró el balón.

Tras el paso por vestuarios, el técnico del Villarreal, Juan Carlos Garrido, dejó en la caseta a Marchena y dio entrada a Borja Valero en un intento de conseguir ese dominio en el centro del campo que se le resistió en la primera mitad.

Pese al mayor control que ejercía el Villarreal en el centro del campo, los locales no le perdieron la cara al partido en ningún momento y, fieles a su filosofía de jugar desde atrás, consiguieron incluso presentarse con cierto peligro en las inmediaciones de César.

Con ataques alternos de uno y otro equipo se cubrió la primera media hora de juego de la segunda mitad, en la que, para desesperación de los de Garrido, estuvo más cerca el segundo gol del Mirandés que el empate del Villarreal.

Cuando todo parecía que estaba visto para sentencia, Borja Valero, libre de marca, recibió el balón fuera del área, disparó fuerte y ajustado a un poste y sorprendió a Murcia, portero del Mirandés, que no pudo hacer nada para evitar el 1-1 a cinco minutos para el final.

Dos minutos después, en un buen contragolpe, a punto estuvo de nuevo el equipo local de ponerse por delante en el marcador.




CD Mirandés: Murcia, Ernesto, Caneda, Garro, Muneta, Alain (Barahona. Min.81), Pablo (Lambarri. Min.65), Martins (Iván Agustín. Min. 75), Borrell, Iribas y Corral.

Villarreal CF: César, Mario, Zapata, Musacchio, Jaume Costa, Marchena (Borja Valero. Min.45), Bruno, Hernan Pérez (Filmar. Min. 75), Castellani, Joselu (Gullón. Min. 88) y Camuñas.

Goles: 1-0: Min. 24, Alain. 1-1: Min 85, Borja Valero

Árbitro: Texeira Vitienes (Comité Cántabro). Amonestó, por parte del Villarreal, a Hernan Pérez, Bruno y Musacchio. Por parte del Mirandés vieron tarjeta amarilla Iribas, Iván Agustín y Alain.

Incidencias: Partido correspondiente a la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Anduva ante unos 4.100 aficionados.


Osasuna sella en media hora su pasaporte a octavos

El equipo de Mendilíbar resuleve con autoridad la eliminatoria de Copa en Almería y los jugadores menos habituales se reivindican con una gran actuación.

 

 

Osasuna primero ejerció un dominio absoluto -a Riesgo le veían de muy lejos los hombres de Alcaraz-, pasó a gestionar la pelota con habilidad y criterio y, para redondear la faena, comenzó a pulsar el marcador. Casi desconocido para el gran público esta temporada, la aparición de Lekic como titular fue monumental. El delantero serbio andaba más que solícito por participar, por reafirmarse como hombre útil en ese juego de apoyos que como un pivote hacen los atacantes gigantones y pesados, cuando por fin pilló un balón de cara y, entre defensas relajados, empalmó con maestría y potencia desde el borde del área. El golazo de Lekic cuando se cumplía el primer cuarto de hora del partido comenzaba a poner las cosas en su sitio y, además, le daba cuajo a este Osasuna de los nombres nuevos.

El equipo de Mendilibar supo contrarrestar una primera oleada de reacciones del Almería, que pasó de no ver la pelota a intentar mandarla con más asiduidad y ningún acierto hacia el área de Riesgo. Sin un delantero de referencia ni juego de ataque que se le pareciese, al bueno de Fernando Soriano, futbolista honrado y tipo peligroso en el último tercio del campo, le tocó ejercer de ariete y de casi todo. Lo único que logró el exrojillo fue unos cuantos coscorrones de la defensa rojilla.

Osasuna le dio una punta más de velocidad a las acciones en los últimos metros y de otra andanza entre Annunziata y Lekic, en una pared malvada que proyectaba el serbio sobre el canario, un defensa alocado del Almería soltó un manotazo que fue decretado por penalti. Ahí comenzaron las relaciones tensas entre el árbitro y los jugadores locales que acabaron con un par de ellos en la caseta antes del final del partido. Nekounam -que en la segunda mitad lució por primera vez el brazalete de capitán en un encuentro oficial- se encargó de subir el segundo gol al marcador. Un Osasuna brillante se encargaría de terminar la faena solo unos instantes más tarde con la aparición de otro de los menos habituales. Annunziata coló otro golazo en la historia del partido resolviendo con suficiencia a partir de un balón suelto en el borde del área que supo remitir con potencia y habilidad hasta el fondo de la portería, por encima del portero.

Osasuna terminó el partido en el primer tiempo y meritorio fue su reingreso en la reanudación, con dominio, intensidad por parte de todo el mundo y ganas de jugar para grupo -lo principal-. La imagen del conjunto se vio favorecida por los deseos individuales. Roberto To-rres, astuto y con desparpajo, no dejó de buscar todos los huecos que brindaba el Almería para caer de aquí a allí y buscar la portería contraria. Satrústegui, cada vez más seguro con el paso de los minutos, fue emergiendo por la banda izquierda casi como extremo, mientras el resto continuó con su papel -no bajó el ritmo de Annunziata y Lekic- y el grupo supo gestionar un final cómodo. Por el momento, los secundarios de Osasuna ya se han buscado un escenario donde sentirse útiles.



UD Almería: Diego García; Rafita, Marcelo Silva, Santi Acasiete, Dani Bautista; Bernardello, Verza (Corona, m. 77); Ortiz Bernal, Soriano, Omar (Abel Molinero, m. 69) y Aarón (Pallarés, m. 79).

Atlético Osasuna: Riesgo; Damiá (Raitala, m. 73), Roversio, Miguel Flaño (Lolo, m. 61), Satrústegui; Nekounam, Timor (Raúl García, m. 61); Cejudo, Roberto Torres, Annunziatta, y Leka.

Goles: 0-1, m. 15: Leka. 0-2, m. 29: Nekounam, de penalti. 0-3, m. 39: Annunziatta. 1-3, m. 73: Marcelo Silva.

Árbitro: Pérez Lasa (Colegio Vasco). Amonestó a los locales Marcelo Silva y Rafita y a los visitantes Miguel Flaño, Annunziatta y Damiá. Expulsó por doble amonestación a Dani Bautista (m. 58) y a Ortiz Bernal (m. 93), ambos de la UD Almería.

Incidencias: Partido correspondiente a la ida de la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, celebrado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, con 2.011 espectadores.


El Zaragoza arranca un empate en Alcorcón con lo justo

Real Zaragoza y Alcorcón igualaron en un choque con aroma a desecho que sirvió para celebrar el bautismo goleador de Jorge Ortí.

 

 

El Real Zaragoza tampoco pudo ganar ayer a la AD Alcorcón, un rival del nivel medio de la Segunda División, en su debut en la Copa del Rey de esta temporada, pero consiguió forzar un merecido empate (1-1) en el campo de Santo Domingo y ahora tendrá todo a su favor para seguir adelante en la competición del KO el próximo 21 de diciembre en el estadio de La Romareda. El partido fue más emocionante que vistoso y el resultado totalmente justo por lo que ambos equipos ofrecieron sobre el terreno de juego. El Zaragoza, pese a no lograr la victoria ante un equipo de inferior categoría, tuvo más alma y espíritu combativo que en la Liga.

El conjunto zaragocista se vio obligado a sobreponerse a numerosas adversidades y al final consiguió salir adelante con un equipo plagado de jugadores suplentes y de gente joven. La solidaridad fue su mejor virtud para plantar batalla a un rival aguerrido y peleón. Primero no pudo jugar Adam Pinter, aquejado de un proceso febril, y luego se tuvieron que retirar con problemas físicos David Mateos (m.18) y Antonio Tomás (62). La baja de Pinter hizo que Javi Paredes tuviera que jugar de central. Como estaba previsto, Jorge Ortí actuó de inicio en el equipo titular y luego Ramiro Mayor sustituyó a Mateos y Kevin Lacruz entró por Antonio Tomás. Los tres jugadores del Zaragoza B cumplieron con acierto y demostraron que están preparados para ayudar cuando sea necesario al primer equipo.

En la primera acción de peligro del Real Zaragoza no perdonó Jorge Ortí, que batió por raso en su salida a Raúl Moreno. Solo se llevaban seis minutos de juego y el partido se ponía de cara para el conjunto zaragocista, pero el AD Alcorcón no se vino abajo y reaccionó con rabia. El Zaragoza, tras el tanto de Ortí, casi no apareció por el área rival y los locales terminaron por empatar el encuentro en el minuto 21 por medio de Oriol Riera. Poco antes se había marchado lesionado Mateos y en el tanto de Riera se produjo un desajuste defensivo por parte zaragocista que fue bien aprovechado por el delantero centro de el Alcorcón para batir a Roberto Jiménez.

El cuadro aragonés sufrió algunos momentos de agobio tras el gol local, pero luego se fue reponiendo poco a poco y ya no permitió al rival crear peligro durante el resto de la primera parte. Por contra, Ortí, Lafita y Zuculini remataron con cierto peligro antes de llegar al descanso. Ninguno de ellos tuvo fortuna. Nada más comenzar la segunda parte, Oriol Riera dio un buen susto a Roberto, pero su remate se fue desviado.

Después, Luis García y Lafita obligaron a lucirse al portero local, pero la acción de mayor peligro de este periodo fue para el Alcorcón. Carney, cuando transcurría el minuto 71, lanzó un chupizano desde el borde del área, pero Roberto realizó una gran parada y evitó el segundo tanto local. Anquela, entrenador del Alcorcón, dio entrada en la recta final del partido a Quini y Paco Montañés, sus dos delanteros titulares, para intentar ganar el choque, pero el Zaragoza estuvo seguro atrás y mantuvo el empate hasta el final.

Para la moral de los jugadores del Real Zaragoza, realmente tocada en la competición liguera (1 punto de los últimos 24 en juego), hubiera sido mucho mejor lograr ayer una victoria con el objetivo romper con esa racha de ocho partidos de Liga sin ganar, pero el resultado es bueno para seguir adelante en la Copa del Rey en La Romareda. Además, algunos jugadores aprovecharon la ocasión para demostrarle a Javier Aguirre que puede contar con ellos más de lo que lo está haciendo hasta ahora. Entre ellos, Edu Oriol.

 

AD Alcorcón: Moreno; Expósito, Rueda (Montañés, m. 76), Javi Hernández, Ángel Sánchez; Carney (Quini, m. 79), Babin, Abraham González, Carlos Martínez (Miguélez, m. 9), Saúl; Oriol Riera.

Real Zaragoza: Roberto; Juárez, Mateos (Ramiro, m. 19), Paredes, Abraham Minero; Edu Oriol; Antonio Tomás (Kevin, m. 62), Zuculini, Luis García (Juan Carlos, m. 85); Lafita; Ortí.

Goles: Ortí (m. 6), Oriol Riera (m. 21).

Árbitro: César Muñiz Fernández. Mostró cartulina amarilla a Abraham Minero (m. 45), a Ángel Sánchez (m. 45) a Juárez (m. 63), a Riera (m. 66) y a Ortí (m. 86). Expulsó al técnico local, Juan Antonio Anquela (m. 20).

Incidencias: Partido de dieciseisavos de final de Copa del Rey disputado en el Municipal de Santo Domingo ante unos 2.500 espectadores.


Tostón en Balaidos y Cornellà lo decidirá todo

El equipo vigués empata sin goles con el Espanyol un partido que dominó, pero en el que mostró demasiada timidez en el área rival

 

 

La falta de peso en el área impidió al Celta conseguir un resultado que le permitiese viajar dentro de una semana a Cornellá con más garantías de éxito. La eliminatoria se resolverá en el campo del Espanyol después de un empate sin goles algo corto con los méritos de un Celta mandón y descarado, pero que pagó su inocencia en los últimos veinte metros, donde murieron casi todos sus intentos por derribar a los de Pochettino. En esa zona determinante el equipo se comportó con excesiva timidez. Mucho toque inútil, pocos remates.


Al Celta no se le puede negar su descaro. Va en la carga genética de buena parte de sus jugadores y poco importó que Herrera tirara en esta oportunidad de los menos habituales. Los vigueses atacaron de salida al Espanyol convencidos de que su estilo acortaría la distancia que se supone existe entre los dos equipos. Y agradecieron los vigueses la ligereza con la que presionaron los de Pochettino: en parte por la aparición en escena de su "segunda unidad" y también porque en Primera se juega de otra manera. Allí se concede más espacio y tiempo al rival; los equipos de Segunda en cambio dan la vida en la presion.


En ese escenario el Celta se sintió feliz. Cansados de sentir cada fin de semana el aliento del rival en la nuca los de Herrera tiraron de circulación rápida, de primer toque y juego al espacio. Cargaron sobre todo por la banda derecha donde Dani Abalo regresaba al campo tras dos meses condenado a galeras tras aquel infausto choque ante Las Palmas. El de Vilagarcía quiso recuperar el tiempo perdido y reclamó protagonismo desde el comienzo sin medir los esfuerzos. Sus compañeros también entendieron que el de ayer era el día en que le recuperaban o le perdían para siempre. Bustos y Alex, la pareja de mediocentros €que siempre marcarían el ritmo del partido€, le buscaron de forma obsesiva y el interior, que por momentos parecía estar en trance, generó las primeras ocasiones del Celta y puso a prueba a Casilla, el buen portero del Espanyol.


Dominaba el Celta y contragolpeaban los barceloneses tratando de sacar partido sobre todo a Alvaro, que aprovechó la delicadeza que por momentos mostró la defensa viguesa, a cuyo centro regresaban Vila y Catalá, la que hasta hace bien poco era pareja titular. El Celta no encontró premio porque al esfuerzo de Dani Abalo apenas se sumó ninguno de sus compañeros de línea. Orellana era un puro artificio, Joan Tomás estuvo sorprendentemente inseguro y David se ha desenganchado un poco de la vida del equipo. Tuvo un remate relativamente claro en otra llegada por la derecha del de Vilagarcía pero golpeó con una vulgaridad impropia de un delantero como él.


Dani Abalo agotó el depósito al final de la primera parte. Tras otra brillante jugada individual sus piernas, poco acostumbradas en las últimas semanas a aquel despliegue, dijeron basta y Herrera recurrió a Toni para el siguiente acto. Empezaba la segunda parte y el Espanyol ya no era el mismo. Entendieron que si no apretaban en serio se podían encontrar un serio problema. Como consecuencia al Celta se le empezaron a cerrar las vías hacia el área rival. Ya no estaba Abalo, factor desequilibrante, y los que tenían que cargar con la misión creadora (Orellana y Joan Tomás) habían hecho dejación de funciones. Lo intentó Herrera con Aspas en lugar de David (el próximo que hay que tratar de recuperar porque ahora mismo parece un alma en pena) y el equipo, por el efecto que tiene el moañés se agitó y volvió a lanzarse a por el Espanyol. La presencia de Aspas encendió a algunos de sus compañeros, pero el problema fue que el Celta se murió siempre al borde del área rival. Hasta esa frontera construían con rapidez, pero una vez allí regresaba la timidez, el miedo y la ausencia de determinación. Eso le impidió conseguir el resultado que merecía su esfuerzo.

 

 


RC Celta de Vigo: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Jonathan Vila, Catalá, Bellvís; Bustos, Alex López; Dani Abalo (Toni, min.46), Joan Tomás (Quique de Lucas, min.71), Orellana; y David Rodríguez (Iago Aspas, min.61)

RCD Espanyol: Kiko Casilla; Galán, Amat, Forlín, Álvarez (Canal, min.81); Raúl Baena, Cristian Gómez; Weiss (Roi Fonte, min.61), Christian, Datolo (Joan Verdú, min.61); y Álvaro.

Árbitro: Pérez Montero (Colegio Andaluz). Amonestó a Alex López por parte del Celta de Vigo, y a Galán por parte del Espanyol.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio municipal de Balaídos ante unos 5.000 espectadores.


El descuento vuelve a ser tabú para el Betis

Tras un discreto partido, el Betis de Mel cae derrotado por la mínima con un gol del cordobesista Pepe Díaz en el 89.

 

 

Partido copero para el Real Betis que se plantaba en el nuevo Arcángel de Córdoba con la intención de disputar el trofeo que nos ha dado tantas alegrías, con un once compuesto en su mayoría por los menos habituales en liga, en un claro 4-4-2.

Si bien la posesión de balón fue igualada, el Córdoba demostró que no tenía intención de dar facilidades, presentándose como un equipo bien plantado en el campo y que pronto pudo dar el susto si aprovecha en los inicios de partido una indecisión defensiva que resolvió sin mayores problemas Fabricio, primera parte de mayor peligro Cordobesista, pero sin hacer emplearse a fondo al meta bético, típico partido de copa, tiempo de tanteo, acercamientos para ambos pero con poco peligro de gol con el lastre además, de tener excepto Ustaritz, toda la defensa del Betis tarjeta amarilla al descanso.

En la segunda parte salió el Betis más enchufado, con las líneas más juntas e intentando meter al córdoba en su área con una presión más adelantada, el equipo Cordobés comenzó a mostrarse inferior, buscando descaradamente cualquier contacto para provocar la expulsión por segunda amarilla de la defensa verdiblanca, menos peligroso y con mayores dificultades para sacar el balón, aún así, aunque el Betis merodeaba el área no conseguía concretar en ocasiones claras de gol, eso sí tampoco sufría riesgo alguno sobre el aparentemente blando tapete cordobés.

Todo parecía que podía acabar en Tablas dado que no había ocasiones claras por parte de ningún equipo hasta que casi en el minuto 90, Pepe Díaz es el más listo de la clase ganándole la espalda a los centrales verdiblancos para aprovechar un buen centro desde la banda derecha cordobesa y rematar a placer desde el área pequeña, consiguiendo el gol que a la postre daría la valiosíma victoria para un Córdoba que no parecía capaz de ello hasta ese minuto y que incluso pudo marcar un segundo gol sino es por una buena mano de Fabricio.


Todo listo para la vuelta la semana próxima, habiendo cosechado un resultado negativo para los intereses verdiblancos, tocará remontar si se quiere seguir compitiendo en Copa en una eliminatoria aún abierta.

 



Córdoba CF: Carlos Arias; Fernández, Gaspar, Tena, Fuentes; Borja García, Javi Hervás (Caballero, min. 70), López Garai, Quero (López Silva, min. 61); Charles y Patiño (Pepe Díaz, min. 78).

Real Betis Balompié: Fabricio; Chica, Ustaritz, Amaya, Tosic; Cañas, Matilla (Iriney, min. 75), Juanma, Jefferson Montero (Momo, min. 82); Santa Cruz (Pozuelo, min. 70) y Jorge Molina.

Gol: 1-0, min. 90: Pepe Díaz.

Árbitro: Delgado Ferreiro (Comité Vasco), que amonestó al cordobesista Fernández, así como a los béticos Amaya, Ustaritz, Cañas y Tosic.

Incidencias:Partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en El Arcángel ante 7.300 espectadores, con terreno de juego en irregulares condiciones.


El Depor revive viejos laureles de Primera en un buen partido

Dos goles de Sául, el último espectacular, tumban al Levante, al que Aranda mantiene con vida.

 

 

El Deportivo de La Coruña tiene en su mano los octavos de final de la Copa del Rey tras ser superior al equipo de Primera, un Levante que resultó hipotenso e inofensivo durante muchos minutos pero que salió vivo tras un gol de Aranda. El equipo herculino fue muy competitivo a pesar de utilizar a jugadores menos habituales, y aprovechó un par de buenas acciones individuales de Riki y Saúl (autor de dos goles, el último espectacular) para hacerse valer ante un rival de superior categoría.

El plan B de Oltra vivió una noche plácida. Quitando un par de sustos, el Levante fue un rival manso, que no ahogó en la presión ni mordió en ataque y concedió en defensa. Asustó cuando Pedro López pilló a Manuel Pablo aún cogiendo las medidas del campo tras su inactividad, y chutó con violencia al palo protegido por Lux. El argentino intimidó a Aranda en un mano a mano que el veterano punta envió fuera. Ese fue el bagaje de la revelación de Primera, en el que Juan Ignacio Martínez repartió minutos en un equipo de alta media de edad.

El Dépor se echó en brazos de sus hombres de ataque. Con un centro del campo liderado por Jesús Vázquez y Borja, no se podía esperar fuegos artificiales. El primero volvía a jugar tras perder su puesto y no desentonó; Borja suma minutos de rodaje para su corta forma, y cada vez se acerca más a lo que fue en Valladolid. Ambos sostuvieron sin problemas mientras Pablo Álvarez, Salomão, Saúl y Riki se mostraban activos. El de Aranjuez hizo una brillante jugada personal a los 12 minutos que remató Pablo en el 1-0.

Apenas la primera llegada permitía al Dépor mandar en el marcador. Una mala entrega de la zaga levantina la aprovechó Saúl para hacer el segundo y Riki tuvo el tercero tras una buena combinación con Seoane, en una de sus escasas incorporaciones al ataque. Algún chispazo de Salomão alegraba a la grada, que aguantaba el frío en la grada mientras veía a su equipo transitar con comodidad ante un rival de superior categoría.

Valdo y Koné pusieron algo de dinamita al ataque del Levante tras el descanso, pero con escasos réditos. La única ocasión de gol en los primeros 20 minutos de la reanudación fue de Rochela, que casi emboca un balón suelto en el área coruñesa. Aprovechó Oltra para probar a Manuel Pablo en el lateral zurdo, como posible relevo de Ayoze, a pesar de que el veterano canario acusó el paso de los minutos. El cansancio hizo mella en los menos habituales y recién recuperados de lesiones, como Pablo Álvarez y Riki, que fueron relevados por Juan Carlos y Bodipo.

La noche era tan tranquila que la grada se dedicaba más a jalear a Bodipo y a recordar al árbitro su actuación la temporada pasada en Gijón. Fue entonces cuando Aranda aprovechó un mal achique de Manuel Pablo para batir a Lux. El golpe dejaba la eliminatoria otra vez en suspenso, pero Saúl quiso inclinarla de nuevo. Agarró la pelota en la frontal, hizo un par de quiebros y trazó una sutil parábola por encima de Keylor Navas para marcar el gol de la noche. El espectacular tanto dio al Dépor una ventaja holgada para defender en la vuelta en el Ciudad de Valencia.



RC Deportivo: Lux; Seoane, Aythami, Rochela, Manuel Pablo; Borja, Jesús Vázquez; Saúl (Laure; min.88), Pablo Álvarez (Juan Carlos; min.63), Salomao; y Riki (Bodipo; min.70).

Levante UD: Navas; Pedro López, Rodas, Cabral, Iván; Iborra, Pallardó (Koné; min.63); El Zhar (Xavi Torres; min.81), Rubén, Juanlu (Valdo; min.46); y Aranda.

Goles: 1-0; min.13, Pablo Alvarez. 2-0; min.36, Saúl. 2-1; min.78, Arana. 3-1; min.80, Saúl.

Árbitro: Estrada Fernández (Colegio Catalán). Expulsó por doble amarilla al jugador del Levante Rodas (min.83). También amonestó a un integrante del banquillo del conjunto valenciano (min.60) y al deportivista Jesús Vázquez (min.92).

Incidencias: Encuentro correspondiente a la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio municipal de Riazor ante unos 10.000 espectadores. El colegiado, al que la afición recordó el perjuicio que causó al Deportivo en Gijón a falta de tres jornadas para el final de la temporada pasada, detuvo el partido unos segundos por el lanzamiento de unos globos al terreno de juego en los primeros minutos.


Muñiz encauza el camino hacía octavos

Manuel Preciado presentó un equipo inicial con diez novedades, en el que sólo repitió Botía El golazo del gijonés , las paradas de Cuéllar y el buen debut de Gálvez y Álex Menéndez acaban con el Mallorca

 

 

Un extraordinario golazo de Juan Muñiz desniveló la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey a favor del Sporting, ayer, en el Iberostar Estadi, y en contra del Mallorca, al que se sumó una gran parada del portero Cuéllar en el tiempo de prolongación y la gran impresión que causaron los debutantes Gálvez y Álex Menéndez. 

 

Manuel Preciado presentó, como se esperaba, una alineación totalmente renovada sobre el césped del Iberostar Estadi. En total, diez novedades. Sólo Botía repitió presencia en el 'once' con respecto a los que vapulearon al Rayo en Vallecas. André Castro, Nacho Novo, Gregory, Canella y De las Cuevas, descartados, vieron la eliminatoria desde la grada. El central Alain, que viajó a Palma de Mallorca en el día a petición del técnico dado los problemas físicos del central francés y los síntomas gripales de Iván Hernández, se sentó, de inicio, en el banquillo. A su lado, Juan Pablo, Rivera, Iván Hernández, Trejo, Juan Muñiz y Barral. 

El técnico del Mallorca, Joaquín Caparrós, también dio paso a aquellos futbolistas no habituales en Liga y que, incluso, podrían tener la puerta abierta en el mercado de invierno. Ni uno solo de los que ganaron en Zaragoza el pasado fin de semana saltó al campo inicialmente anoche. Sólo Joao Victor y Hemed, que no fueron titulares, pero que entraron de refresco en La Romareda, jugaron de mano. 

Uno y otro pusieron en liza un sistema de juego similar, un 4-2-3-1, con Carmelo en la posición de enganche por los gijoneses, mientras que, en los mallorquines, Aki alternaba con Alfaro. 

El enfrentamiento del Iberostar Estadi comenzó con dominio local, pero hombres los de Preciado no perdieron el control en ningún momentos. Mejor posicionados sobre el campo, con concentración defensiva y sentido de la anticipación. Con esas armas desbarataron todos los intentos de ataque del conjunto de Caparrós. Además, la labor de Eguren y Sergio en la medular ofrecía mucha más consistencia que la de Joao Victor y Martí.

El primer remate del partido llevó la firma mallorquina. Fue un centro de Alfaro rematado por Hemed ligeramente desviado. Pero la gran ocasión de toda la primera parte tuvo sello gijonés. A los nueve minutos, un chut, a la media vuelta, de Bilic lo rechazó el inseguro Calatayud y su rechace lo envió Carmelo, en inmejorable posición, por encima de la portería. 

El juego se mantuvo en un tono de equilibrio, con mejor control del conjunto rojiblanco frente a un rival que dejaba ver muchas dudas y que se limitaba a colgar balones al área gijonesa, donde Botía y el debutante Gálmez imponían en todo momento su superioridad. Y, si no, siempre aparecía detrás Cuéllar, que intervino con acierto en las pocas ocasiones de peligro creadas por el Mallorca. Sobre todo, en un remate de Aki y un golpe franco ejecutado por Joao Victor.

No fueron minutos brillantes, pero a los de Preciado les iba bien porque mantenían su portería a cero y conservaban su superioridad en el juego, aunque con dificultades a la hora de crear juego ofensivo. Por la banda derecha, Luis Morán apenas se dejaba notar y, en el eje del ataque, Bilic, mal servido, parecía una isla. El croata se las tenía que ver con dos rivales en inferioridad de condiciones. Ayoze se movía más, pero al equipo le faltaban apoyos en ataque.

Tras el descanso, el conjunto de Caparrós saltó con más decisión y encerró a los rojiblancos. Ensayaron más el disparo al portería, pero Cuéllar mantuvo un tono de seguridad tanto en los centros laterales como en la línea de portería. Esa presión creó complicaciones a los de Preciado, que empezaron a perder con facilidad el control del esférico.

Sin embargo, esa dinámica duró poco y el Sporting recuperó el equilibrio. Los gijoneses seguían bien posicionados y sólo se mostraban discretos en las contras. Bilic pudo marcar en un centro de Álex Menéndez, en una internada que sorprendió a los defensas locales. Fue uno de los ataques esporádicos que enseñaron los de Mareo.

Pero, sin duda, la clave fue la entrada de Juan Muñiz en el campo. Aunque Ayoze estuvo muy activo, el gijonés resultó decisivo. Su primer disparo rozó el lado externo del poste izquierdo. Pero, en el siguiente, en un lanzamiento de falta, clavó el balón por encima de la barrera y sorprendió a Calatayud.

Con ventaja en el marcador, el Sporting se defendió con orden ante la fuerte presión del Mallorca. Preciado retiró a Damián para dar entrada a Iván y trasladar a Botía al lateral derecho. El equipo bermellón se echó encima en los últimos compases y, en el segundo minuto del tiempo añadido, Cuéllar hizo la parada de la noche en un disparo de Abdón. Fue la guinda a una actuación marcada por la gran actuación de Gálvez, las buenas impresiones que dejó Álex Menéndez y el fenomenal partido de Cuéllar, además del decisivo Juan Muñiz, que encauzó la eliminatoria para los rojiblancos.



RCD Mallorca: Calatayud; Zuiverloon, Martí Crespí, Nunes, Bigas; Aki (Sastre, min. 59), Martí, Joao Víctor (Abdón, min. 88), Xisco (Cendrós, min. 81); Alfaro y Hemed.

Sporting de Gijón: Cuéllar; Damián (Hernández, min. 77), Botía, Gálvez, Menéndez; Morán, Eguren, Álvarez, Ayoze (Muñiz, min. 71); Carmelo y Bilic (Barral, min. 84).

Gol: 0-1, min. 83: Muñiz de falta directa.

Árbitro: Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Amonestó a Aki, Menéndez, Carmelo, Eguren.

Incidencias: Partido de ida de los dieciséisavos de final de la Copa del Rey disputado en el Iberostar Estadio ante unos 6.400 espectadores. El encuentro de vuelta se disputará el próximo martes en el estadio El Molinón. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Eulalia Cladera, madre del presidente del Mallorca, Jaume Cladera.


Una remontada que invita a la resurrección cántabra

El partido copero no llegaba en el mejor momento para ambos conjuntos. La mala situación en Liga marcó la previa del encuentro pero ambos equipos quisieron dar una buena imagen... y así lo hicieron.

 

 

El Racing remontó en los últimos minutos y se impuso a un Rayo Vallecano que hasta entonces había sido superior al conjunto cántabro, en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey que se caracterizó por las alternativas que se produjeron en el marcador.

Juanjo González y José Ramón Sandoval apostaron en el primer envite copero por dar una oportunidad a los jugadores menos habituales para dar descanso a los habituales titulares dos días antes habían jugado en la Liga de Primera División.

El Racing empezó atacando por banda izquierda y, tras dos primeros avisos en sendos balones colgados al área que no encontraron rematador, se adelantó con un pase de Christian al palo corto que remató de cabeza a las mallas el uruguayo Christian Stuani.

El dominio inicial del Racing se diluyó tras el gol y la posesión pasó a ser del Rayo Vallecano pero sin acertar en el último pase ante una zaga cántabra bien colocada que defendía bastante adelantada.

A la contra pudo aumentar el Racing su ventaja cuando Stuani tocó ligeramente de cabeza al borde del área pequeña y el balón quedó a pies de Edu Bedia, que trató de cruzar ante Dani Giménez, pero el meta rayista le adivinó la intención.

Sandoval, viendo que Lass tenía ciertas dificultades para superar a Christian en la banda derecha, lo cambió de banda y el guineano puso en muchos apuros a los jugadores del filial del Racing , Gonzalo y Barrio. Así, a las primeras de cambio, se fue de ambos en jugada personal, para acabar con un mal disparo cuando ya no tenía oposición.

Después de dos clamorosos errores encadenados de Christian empató el Rayo Vallecano con un saque de falta escorado ejecutado por Michel, que ni acertaron a despejar los defensores del Racing ni a rematar los rayistas, mientras Mario hacia la estatua para ver como el balón entraba en la portería.

La segunda parte empezó como acabó la primera, con dominio del Rayo Vallecano y con el Racing muy deslavazado, titubeando en defensa, perdido en el centro del campo y sin ideas en ataque. Y el Rayo lo aprovechó para adelantarse con un gol de Michu, apenas cinco minutos después de que sustituyera a Michel.

El Rayo pudo aumentar su ventaja ante un Racing muy descentrado que también pudo marcar cuando Ariel engatilló un duro disparo desde la media luna del área, que se estrelló en el poste. Poco después Stuani estableció el empate definitivo al rematar de cabeza un saque es esquina botado por Kennedy, al primer palo.

El gol animó a un Racing que se fue al ataque y acabó ganando el partido con un gol de Ariel que desvió ligeramente el balón fuera del alcance de Dani Giménez, en una nueva falta sacada por Kennedy.



Racing de Santander: Mario; Gonzalo (Torrejón, min 77), Barrio, Osmar, Christian; Luque, Edu Bedia, Tziolis, Serrano (Ariel, min 68); Stuani y Acosta (Kennedy, min 51).

Rayo Vallecano: Dani; Sueliton (Casado, min 55), Arribas, Jordi, Raúl Bravo; Javi Fuego, Michel (Michu, min 59), Diego, Lass; Dani Pacheco (Susaeta, min 80) y Koke.

Goles: 1-0, min 6. Stuani. 1-1, min 43. Michel. 1-2, min 64. Michu. 2-2, min 82. Stuani. 3-2, min 88. Ariel.

Árbitro: Turienzo Álvarez (Comité Castellano-Leonés). Mostró cartulinas amarillas a Christian por el Racing y a Diego, Javi Fuego, Arribas y Pacheco por el Rayo Vallecano.

Incidencias: Partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en los Campos de Sport de El Sardinero ante unos 5.000 espectadores. Antes del partido se rindió homenaje a Pedro Munitis por ser el jugador que más veces ha vestido la camiseta del Racing en Primera División (286) batiendo el récord que ostentaba José Ceballos.


El Málaga también quiere llamar su atención en la Copa

Su gol fue lo más destacado de un mal partido del Málaga ante un Getafe muy luchador El equipo de Pellegrini acaricia la clasificación para los octavos de final de esta competición tras su victoria en un campo complicado 

 

 

La Copa se pone a tiro. El Málaga se acerca a octavos de final de la competición tras su triunfo de anoche en Getafe gracias al oportunismo, la habilidad y el talento del joven Juanmi, que sigue mostrando su capacidad goleadora en cada partido. El equipo blanquiazul (ayer vestido con su tercera equipación) hizo un mal partido. Muy frío casi siempre ante un rival que tampoco mostró recursos para superar a los malaguistas.

Fue un clásico copero, aburrido y con escasa calidad. Los malaguistas solo brillaron en los últimos minutos, a los que llegaron con la portería a cero pese a que los locales dispusieron de varias oportunidades para adelantarse. Pocas conclusiones podrá extraer el entrenador del choque, en el que lo más importante fue el gol de Juanmi, lo que inclina la eliminatoria del lado malaguista. Un empate en el estadio de Martiricos la semana que viene sería suficiente para que el Málaga estuviera en octavos.

Con un equipo novedoso, formado por jugadores menos habituales, el Málaga arrancó muy frío, como en Vallecas y ante el Levante. De hecho, ante el nerviosismo visitante el Getafe incrementó la intensidad y el ritmo de juego en los primeros minutos. Valera tuvo una oportunidad, y luego Undiano Mallenco anuló un gol a Miku por fuera de juego tras una pérdida de balón de Eliseu. Y también pidió el público un penalti a Lopo, que, según el árbitro, hizo teatro. Todo ello en algo más de seis minutos. La presión del Getafe asfixiaba a los creadores del Málaga, agobiados por el marcaje del rival.

Los visitantes, pese al mal comienzo, fueron neutralizando poco a poco el control local (el Getafe tuvo la mayor posesión). El juego comenzó a alejarse de Caballero, lo que dio más protagonismo a los malaguistas. Entraron algo más en el partido Apoño y Camacho, pero sin profundidad ni opciones cara a la meta de Codina. El partido pasó a una fase de máximo aburrimiento hasta que en el Getafe volvió a apretar al final del primer periodo, con otras dos oportunidades: una de Rafa y otra de Pedro Ríos.

Los hombres de Pellegrini, mientras, solo se defendían, con pocos agobios, pero sin ningún tipo de peligro cara a la meta de Codina. De hecho, el choque llegó al descanso sin que los malaguistas dispararan en ninguna ocasión sobre la portería contraria. Nulos por completo en ataque: Van Nistelrooy estaba solo arriba, Juanmi lo intentaba sin suerte y Buonanotte y Joaquín apenas inquietaban.

Y la reanudación arrancó de la misma forma, pero ya con un Getafe con menos gas. Pellegrini buscó algo más de frescura y, a la vez, consistencia, y dio entrada a Toulalan y Portillo, por Camacho y Buonanotte. Con estas variaciones ya era un once que, salvo los dos canteranos, otras veces ya jugó en la Liga. Pero el Málaga seguía sin arrancar, con muchas imprecisiones. En un despiste Miku estuvo a punto de marcar, pero su disparo se marchó alto.

La entrada de Cazorla por Joaquín fue el último cartucho de Pellegrini. Recompuso otra vez el once para disponer de mejores opciones de ataque en la fase final de un choque de baja calidad, muy típica de la Copa. Los locales comenzaron a bajar la guardia, lo que ofreció más espacios a los malaguistas. Sin excesiva profundidad por parte de ninguno, todo quedaba a expensas de alguna acción aislada.

El Málaga apretó algo más, lo que permitió que llegaran algunas aproximaciones peligrosas. Juanmi, que fue la gran estrella al final del encuentro, se quedó solo ante Codina y envió el balón fuera en la mejor ocasión visitante (minuto 78). Pero el joven canterano insistió, siempre mejor colocado que sus compañeros para, después de otro disparo que despejó Codina, hacer el gol definitivo, el del triunfo de su equipo. La eliminatoria se queda relativamente cómoda para los malaguistas cara al choque del día 21 en La Rosaleda. Los discípulos de Pellegrini se marcharon satisfechos, porque lo más importante en estos casos es el resultado final, aunque el juego desarrollado por los dos equipos fue muy pobre en todo momento.



Getafe CF: Codina; Valera, Rafa (''Cata'' Díaz, m.80), Lopo, Masilela; Míchel, Juan Rodríguez; Pedro Ríos, Sarabia (Gavilán, m.62); Colunga y Miku (Güiza, m.67).

Málaga CF: Willy; Gámez, Mathijsen, Demichelis, Eliseu; Joaquín (Cazorla, m.67), Camacho (Toulalan, m.55), Apoño, Buonanotte (Portillo, m.55); Van Nistelrooy y Juanmi.

Gol: 0-1: M.84 Juanmi.

Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó a Colunga y Pedro Ríos del Getafe, y a Apoño, Gámez y Toulalan del Málaga.

Incidencias: Encuentro de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el Coliseum Alfonso Pérez ante 5.000 espectadores.


La Real se divierte con un espeso Granada

El conjunto de Montanier se ha impuesto al equipo granadino tras un gran comienzo de choque en el que los txuri-urdin se pusieron 2-0. Xabi Prieto e Ifrán marcaron en la segunda parte y dejaron sellado su pasaporte a octavos, salvo remontada granadina.

 


La Real se bebió un trago largo la noche en que la Copa regresaba a Anoeta. Los txuri urdin avasallaron al Granada con tantos de Griezmann, Xabi Prieto (2) e Ifrán y ponen pie y medio en octavos de final. La goleada sirvió para cerrar viejas heridas aún supurantes, el estadio vibró con el equipo y reconoció el mérito de sus futbolistas.

No resulta complicado adivinar qué clubes están interesados en la Copa y cuáles se la toman como una piedra en el calendario. El Granada pertenece a este segundo grupo. Es cierto que Fabri debía solventar un buen número de bajas por lesión y que la situación clasificatoria de los andaluces no invita a grandes sobreesfuerzos al margen del campeonato de la regularidad, pero la forma en que entraron en el partido desveló que para ellos esta eliminatoria es más una obligación que una oportunidad. La Real, que se incluye en el bloque de los que sí apuestan por la Copa como alternativa válida a los sufrimientos ligueros, resolvió el duelo en apenas seis minutos.

Griezmann recogió un preciso centro con la zurda de Cadamuro y voleó a la red el 1-0. No habían transcurrido ni ciento ochenta segundos desde el pitido inicial. En la siguiente jugada, el propio Griezmann recuperó un balón en la medular, disparó con intención y Llorente peleó el rechace del meta Julio César. Xabi Prieto, quien seguía la acción de cerca, sólo tuvo que empujar a gol. Seis minutos, dos goles.

No fueron los únicos tantos tempraneros de la jornada. El simultáneo escupía sin descanso las dianas del resto de encuentros, en su mayoría disputados por equipos que deciden antes de jugar si van o no a por la Copa. Es de agradecer que Philippe Montanier alineara un once plagado de teóricos titulares. No faltaron Demidov, Mariga, Elustondo, Zurutuza, De la Bella y compañía, quienes disfrutaron de una noche plácida para deleite de los aficionados. Con ventaja de dos goles, la Real pudo mover la pelota sin dificultad, pues el Granada no podía o no tenía prisa por arrebatársela.

Elustondo cuajó una brillante media hora hasta que sintió un pinchazo en el muslo izquierdo y fue sustituido por Rubén Pardo. El beasaindarra trató de apoyarse constantemente en Mariga, al que los compañeros pretendían ayudar a resarcirse de los abucheos recibidos hace unas semanas contra el Espanyol. Elus tocaba en corto y en largo y Macdonald correteaba por el césped robando aquí y allá. Incluso se atrevió a probar fortuna desde media distancia.

Como era de prever, el ritmo del choque fue decayendo a medida que Julio César sacaba balones de su arco. El tercero llegó ya tras el intermedio, en una espectacular pared entre Griezmann y De la Bella y un remate ajustado de Xabi Prieto en el segundo palo. Era el segundo del diez.

El Granada acortó diferencias en un arreón con más voluntad que fútbol. Geijo, en su día deseado por la Real, cruzó lejos del alcance de un inspirado Zubikarai. Ningún problema. La Real tenía claro que deseaba sentenciar la eliminatoria en casa y Montanier dio entrada a Ifrán. El uruguayo pisó verde con ansia y su primera intervención estuvo cerca de convertirse en gol.

Lo intentó hasta el final y obtuvo premio en el descuento. Controló en la frontal, amagó para sentar a un defensa y destrozó las mallas con un derechazo ante el que nada pudo hacer Julio César.

El de Cerro Chato lo celebró como la ocasión merecía. Corrió hacia el banderín de córner, gesticuló con rabia y esperó la llegada de sus compañeros. Era el 4-1 y la Real ponía pie y medio en octavos de final. Una noche redonda que hizo las delicias de los 16.000 espectadores que aplazaron las obligaciones laborales para animar a los suyos. El ambiente fue más caliente que contra Espanyol y Málaga, por poner dos ejemplos recientes, lo que viene a demostrar que no hace falta una multitud para que Anoeta ruja como en las grandes ocasiones.



Real Sociedad: Zubikarai; Cadamuru, Demidov, Mikel, De la Bella; Elustondo (Rubén Pardo, min. 34), Mariga, Zurutuza (Aranburu, min. 74), Xabi Prieto, Griezmann (Diego Ifrán, min. 66); Joseba Llorente.

Granada CF: Julio César; Cortés, Lucena, Pamarot, Ribeiro (Jara, min. 55); Moisés, Mollo (Siqueiro, min. 46), Mikel Rico, Benítez, Romero (Uche, min. 55); Geijo.

Goles: 1-0, min. 3: Griezmann. 2-0, min. 6. 3-0, min. 63: Xabi Prieto. 3-1, min. 72: Geijó. 4-1, min. 90: Diego Ifrán.

Árbitro: Ayza Gámez. (Comité Valenciano). Amonestó a Mariga.

Incidencias: 16.000 espectadores en Anoeta.


Kanouté y punto y seguido

El Sevilla se marcha de Lepe con los 'tres puntos', pero pierde la oportunidad de sentenciar la eliminatoria. El gol de Kanoute debió servir para que el Primera dejara noqueado al San Roque.

 

 

Oportunidad malograda por el Sevilla para certificar de pleno su pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey. El equipo de Marcelino García Toral debe dejar en la cuneta al San Roque, cierto, sobre todo después de esta ida saldada con el único gol de Kanoute, pero tampoco es cuestión de dejar cabos sueltos cuando existe una ocasión inmejorable para liquidar al adversario. La cuestión, tal vez, estuvo en confundir la Liga con la Copa, porque los blanquirrojos se fueron con los tres puntos del estadio Ciudad de Lepe, y hasta ahí todo correcto para ellos, pero tardaron demasiado en imponer las diferencias que deben existir entre un Primera División aspirante a cosas y un Segunda B que bastante tiene con mantenerse en esa categoría.

Pero al Sevilla le faltó un punto de ambición, una pizca de maldad, como tantas y tantas veces en el presente curso balompédico, para plasmar las diferencias sobre el terreno de juego, para que el rival se viera obligado a hincar la rodilla. Ni siquiera la enorme ventaja de tener un gol a favor en el minuto 11 sirvió para que así fuera. Los visitantes jugaron a un fútbol controlado que a veces da resultados y otras provoca el mayor de los sinsabores.

Porque mejor no se les pudieron poner las cosas a los sevillistas. Apenas sobrepasado ese minuto 10 y una contra concluye en un disparo fuera del área de Armenteros cuando un compañero lo doblaba por la izquierda. El disparo lo rechazó con dificultades José Ramón y Kanoute lo empujó con la serenidad de siempre a la red. El litigio, pues, se puso con celeridad a favor a los hombres de Marcelino, pero ni siquiera eso iba a servir para que éstos se asentaran sobre el campo y mostraran una imagen más dominadora.

Al contrario, otra vez con el dibujo de cuatro hombres por detrás de Kanoute, esta vez el único delantero, echaba de menos un mejor escalonamiento de las piezas. Cierto que el control por el medio era suyo, que allí había más piernas sevillistas que leperas, a pesar de la tremenda voluntad de los locales, pero servía para muy poco. Entre otras cosas porque los dos hombres de las bandas rara vez se iban a poner a la altura del delantero francés y eran Campaña y Trochowski quienes sólo algunas veces se le acercaban en el campo.

Si a eso se le suma que la zaga, un cuarteto más experimental en este caso por la entrada de Cáceres, Escudé y Luna, se metía demasiado atrás, la conclusión era ver un equipo demasiado desconectado, incapaz de dejarle claro al adversario que allí había un equipo de Primera División y otro de Segunda B. El Sevilla no tenía mayores problemas, ésa es la realidad, pero tampoco ofrecía una imagen dominante, sobre todo si se tiene en cuenta que el marcador estaba a su favor desde demasiado pronto y eso debía servir para tranquilizarlo.

La capacidad para salir al ataque con contras certeras, con intentos que al menos sirvieran para atornillar al contrario atrás, era nula. El San Roque, por tanto, se mostraba mucho más atrevido y hasta era capaz de plantear la presión en zonas que pueden incomodar a quien está enfrente. Claro que esa situación se hace inexplicable cuando se enfrentan dos equipos tan dispares en lo que respecta a su potencial.

Pero el Sevilla no podía ser más permisivo con la situación y sólo iba a dar un nuevo aviso cuando ya se afrontaba la recta final del primer periodo. Ahí Armenteros pudo sentenciar en un disparo que se estrelló en el poste con José Ramón batido. Tal vez iba a ser el aviso de lo que pasaría en el segundo periodo y así fue. Marcelino optó por dosificar a Kanoute, quién sabe si con la idea de plantearle un partido de tú a tú al Real Madrid, y metió a Negredo en la segunda mitad.

El Sevilla, ahora sí, dio un paso adelante y ofreció una imagen más mandona. Incluso llegó a encerrar atrás al San Roque, aunque entonces se topó tanto con José Ramón como con su propia incapacidad para sacarle jugo goleador a su segunda línea. Negredo abría los espacios, pero el gol debieron rubricarlo Jesús Navas, Trochowski o Armenteros. Ninguno lo logró, ya fuera por deméritos o por las intervenciones del meta rival. Los sevillistas tienen tres puntos más en una irreal clasificación, pero su bola aún no está en el próximo bombo copero.



CD San Roque de Lepe: José Ramón, Aranda, Raúl Albentosa, Vicente (Adrián), Melchor (Cheick, m.55), Berrocal, Jesús Rubio, Urko Arroyo (Óscar, m.64), Lobato, Rojas y Carles Marc.

Sevilla FC: Javi Varas, Martín Cáceres, Jesús Navas, Medel (Fazio, m.62), Kanouté (Negredo, m.46), Escudé, Trochowski, Campaña Manu del Moral, m.70), Armenteros, Luna y Coke.

Gol: 0- 1, m .11: Kanouté.

Árbitro: Velasco Carballo (Colegio Madrileño). Amonestó a los locales Jesús Rubio, Cheick,Rojas, Carles Marc y Urko Arroyo, y a los sevillistas Medel, Coke y Kanotué.

Incidencias: Partido de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Ciudad de Lepe ante unos 2.500 espectadores.

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