Plácido trámite para finalizar el 2011 a ritmo de Callejón
Gran partido de Callejón, que marcó dos goles y dio otro. Por fin asomó Sahin, con un tanto y una gran asistencia.

El Real Madrid despide el año como ha venido
haciéndolo durante el resto del 2011. Esto es, goleando a quien se le
ponía por delante mientras no fuera el Barcelona. Mourinho repartió
minutos entre los menos habituales y los canteranos, y éstos
respondieron de maravilla haciendo inútiles los esfuerzos de una
impotente Ponferradina. Los cinco goles obra de los fichajes (cartera) y
los de la casa (cantera) son el fiel reflejo de las buenas sensaciones
que dejó entre el madridismo un partido que parecía inocuo, pero que
sirvió para que el segundo batallón se reivindicase en el que era su
día.
Y es que se presentaba el partido en el Bernabéu con un tufillo extraño. Situado como el último encuentro del año, Mourinho nunca antes había dado descanso a tantos jugadores,
y con un 0-2 en la ida casi definitivo. Un partido un tanto desubicado.
Sin embargo, más allá de la consabida y previsible clasificación, el
partido sirvió para que el madridismo se fuera con un sabor de boca más
que dulce a las vacaciones. Primero, porque el Bernabéu presentó una
notable entrada de 60.000 espectadores, muchos de ellos niños, y el
ambiente fue bastante mejor de lo esperado. Y segundo, y más importante,
porque los menos habituales del equipo dieron la cara por su entrenador
y el escudo que defendían.
Callejón volvió a demostrar que va muy en
serio, que lo suyo no es flor de un día. Marcó dos goles en las enésimas
jugadas en las que entra desde atrás rompiendo la defensa, una de sus
especialidades, y dio una asistencia. Ozil volvió a encontrarse y a ser
encontrado en el campo después de algunos partidos algo grises. Y como
muestra, la asistencia del primer gol. Igual que Sahin, que sin llegar
ni mucho menos a esas cotas que el madridismo tiene preparadas para él,
sí que dejó algunos destellos más de los vistos hasta el momento, como
por ejemplo la asistencia a Callejón. Casado cumplió en el que fue su
día soñado. Varane se mostró muy seguro en la zaga, e incluso marcó
también al saque de una falta de Granero. Y sobre todo, el que quizás
más aprovechara su oportunidad fuera precisamente el propio Granero. Y
es que pese a estar forzadamente desentrenado por los pocos minutos que
lleva disputados, el Pirata demostró ganas, talento, y hasta peso en los
ataques merengues.
Dicho esto, el partido no fue todo lo
brillante que dicen las actuaciones individuales independientemente. A
la Ponferradina quizá se le hiciera un poco grande el campo madridista,
pese a que tiene las mismas dimensiones que el de El Toralín, y nada quedó de esa presión asfixiante que por momentos agobiara tanto a los pupilos de Mourinho en Ponferrada.
Así, con espacios, el Real Madrid sólo tuvo que tocar y tocar hasta
acercarse progresivamente a la portería visitante. Más sabe el diablo
por viejo que por diablo, y en este caso, a los merengues apenas les
bastó con madurar el partido con el paso del tiempo para que fueran
cayendo los goles, respirar los aromas de la tranquilidad y meterse la
clasificación en el bote.
Mediada la primera parte fue Callejón el que
adelantó a los blancos aprovechando un buen pase de Ozil en profundidad y
un mejor desmarque al hueco por detrás de la defensa. Diez minutos más
tarde, el canterano a punto estuvo de firmar la que hubiera sido la
jugada de la noche si no se llega a encontrarse con el travesaño en una
vaselina desde casi el córner. Fue cuando la primera parte ya expiraba
cuando llegó el segundo gol, obra del recién llegado Sahin al cabecear
en el palo lejano un córner botado por Ozil. Y nada más reanudarse el
partido, Varane aprovechó el rechace al saque de una falta botada por
Granero para ponerle la puntilla a la eliminatoria, que no al partido.
Pues
pese a que el juez ya había dictado sentencia, nadie se quitó el
uniforme. Tanto el Madrid como la Ponferradina siguieron buscando el gol
con ahínco, sin bajar ni una sola marcha en su camino. El cuadro leonés
encontró su momento de gloria en el minuto 52, cuando Acorán
aprovechó la autopista que le dejó el equipo blanco para plantarse en el
balcón del área de Adán y marcar con un tiro cruzado. El bueno
de Benzema se quedó sin marcar después de iluminar como nadie un
partido gris en algunas fases. Pero dejó la máquina calentita eso sí,
pues el que lo suplió sí que marcó en lo que era el primer balón que
tocaba. Algo más meritorio aún cuando se trata de Joselu, el delantero
del Castilla, que jugaba su segundo partido con el primer equipo y
marcaba su segundo gol con apenas veinte minutos en su haber en ese
momento.
Callejón cerró la goleada con un soberbio golazo tras
un pase estratosférico de Sahin desde su campo, un delicioso control y
un efectivo disparo para resolver el mano a mano. Una manita de goles
finalmente. Y una manita de canteranos merengues al finalizar el
partido: Joselu, Nacho Fernández, Pacheco –portero del Real Madrid C que
también tuvo su oportunidad de debutar-, Granero y Callejón, más los
sustituidos Casado y Adán. Una conclusión tan agradable y relevante para
el madridismo como el resultado final, y una guinda perfecta a un 2011
notable para el Real Madrid.
Real Madrid: Adán (Pacheco, m.83);
Altintop, Pepe, Varane, Casado (Nacho Fernández, m.71); Khedira, Sahin,
Granero; Callejón, Özil y Benzema (Joselu, m.78).
SD Ponferradina: Orlando Quintana; Pepe, Samuel, David Malo, Dani
Carril; Isaías, Jonathan Ruíz; Borja Sánchez (Yuri, m.77), Acorán,
Mateo (Doménech, m.62) y Javi Navarro (Máyor, m.46).
Goles: 1-0, m.26: Callejón. 2-0, m.44: Sahin. 3-0, m.49: Varane. 3-1, m.53: Acorán. 4-1, m.79: Joselu. 5-1, m.88: Callejón.
Árbitro: Ayza Gámez (Comité Valenciano). Amonestó a Khedira (84) por el Real Madrid.
Incidencias: Encuentro de vuelta de los dieciseisavos de final
de Copa del Rey disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la
presencia de 52.000 espectadores.
El Espanyol aprovecha su superioridad numérica goleando
El conjunto blanquiazul sentenció su pase en una primera media hora frenética en la que el vigués De Lucas fue expulsado.
El RCD Espanyol sentenció el pase a octavos de final de la Copa del Rey ante el Real Celta de Vigo tras una primera media hora, frenética, con espacios y mucho ritmo, en la que De Lucas acabó expulsado por protestar y Weiss adelantó al Espanyol en la jugada siguiente.
El conjunto gallego, que venía de un empate a cero en la ida de
Balaídos, no pudo remontar un choque que se puso 2-0 justo después de la
reanudación. Además, un gol en propia puerta de Hugo Mallo puso el punto y final. Hacía falta un milagro y los pericos, que cierran el mes de diciembre con nota, no lo permitieron.
El Celta no salió a esperar al Espanyol en Cornellá-El Prat. En el minuto 14 David Rodríguez,
que en el 10 cayó en el área catalana sin que el árbitro pitara
penalti, remató de cabeza un preciso centro de Bellvis desde la banda
izquierda. El balón acabó en las manos de Kiko Casilla, que lo atrapó en
dos tiempos.
El Espanyol empezó el partido sin poner a prueba a Sergio. Álvaro y
Weiss, muy incisivos, examinaban la defensa gallega pero no disfrutaron
de ninguna ocasión clara en los primeros compases del encuentro. Los
catalanes probaban, sin premio, las combinaciones por el centro y los
balones desde las bandas.
La eliminatoria se rompió en el 28. De Lucas vio una primera amarilla
tras una falta y otra por protestar. Paco Herrera se quejaba del doble
criterio al cuarto árbitro pero se le acumularían pronto los problemas:
en el 31, Weiss, hábil y con muchos espacios, adelantaba al Espanyol con
un tiro cruzado desde la frontal.
Con diez, el Celta renunció a su descaro inicial. Su fútbol era más
tranquilo, asegurando la posesión y vigilando las contras. Aún así, los
locales tenían muchas más facilidades que antes para llegar arriba. De
hecho, Romaric perdonó el segundo en el 43 al fallar un uno contra uno
ante Sergio después de un centro de Verdú.
Álvaro tuvo más puntería que el centrocampista marfileño en la
reanudación. El delantero catalán sentenció el partido y selló el pase a
octavos al rematar un córner de cabeza. Su tiro se estrelló contra el
meta del Celta y acabó dentro. Además, lejos de frenarse, el Espanyol
ahogaba a un rival con ocasiones constantes.
Un balón al palo de Weiss y otro de Sergio García, ambos ovacionados,
dejaban muy claras las intenciones blanquiazules. Querían más goles y
Álvaro, de nuevo, fue el culpable del tercero. Con un gran carrera, su
disparo rebotó en Hugo Mallo y dibujó una trayectoria imparable para
Sergio. Un mal día para el portero.
Toni, tras una jugada individual, le dio el 3-1 a David Rodríguez,
que remató desde el segundo palo en el 63. Pero ni la roja a Amat cambió
el guión: cinco minutos después un preciso centro de Dátolo acabó
dentro por el cabezazo de Sergio García. Faltaba el 4-2 de David
Rodríguez en el descuento, sin tiempo para más.
RCD Espanyol: Kiko Casilla; Amat, Raúl
Rodríguez, Canal, Dídac; Forlín, Romaric (C.Gómez, min.81); Sergio
García (Rui Fonte, min.72), Verdú, Weiss (Dátolo, min.57) y Álvaro.
RC Celta de Vigo: Sergio; Hugo Mallo, J.Bila, Catalá,
Bellvis (Joan Tomás, min.68); Bustos (Lago, min.55), Oubiña; Natxo Insa
(Toni, min.57), De Lucas, Álex López y David Rodríguez.
Goles: 1-0, min.31: Weiss; 2-0, min.49: Álvaro; 3-0, min.58:
Hugo Mallo (propia puerta); 3-1, min.63: David Rodríguez; 4-1, min. 68:
Sergio García; 4-2, min.94: David Rodríguez.
Árbitro: Velasco Carballo (Comité Madrileño). Expulsó a De
Lucas (min.27 y min.28) y Amat (min.36 y min.71). Amonestó a Dídac
(min.52) y C.Gómez (min.86).
Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de los
dieciseisavos de la Copa del Rey disputado en el estadio de Cornellá-El
Prat ante 11.410 espectadores.
El Mallorca remonta a un desafortunado Sporting
Un autogol de Álex Menéndez y un rebote en Nsue facilitan el pase a la
siguiente ronda a un rival que fue superior a los gijoneses y más
ambicioso.
El Sporting ofreció un paupérrimo espectáculo que le costó su
eliminación de la Copa del Rey. Manuel Preciado utilizó una alineación
con once cambios respecto al equipo que perdió en la Liga ante el
Espanyol el pasado sábado, de los que nueve son reservas habituales. En
cambio, Caparrós utilizó cinco teóricos titulares en las formaciones del
conjunto bermellón.
Desde el primer momento se apreció que el Mallorca era el equipo que
tenía más interés en pasar a los octavos de final. El conjunto
rojiblanco, con un centro del campo totalmente desdibujado y sin fútbol
ofensivo, se limitaba a defenderse con apuros en un encuentro en el que
puso poca tensión. Dio la sensación de que afrontaron el partido sin la
mentalización adecuada
En los primeros compases ya se apreció que el Mallorca era más
ambicioso. A los cinco minutos llegó el primer susto para Cuéllar, en un
lanzamiento de Alfaro. También pudo marcar Martí, en el siguiente
ataque, al rematar de cabeza una asistencia de Hemed, pero le faltó
puntería, pese a los errores de vigilancia de Botía y Gálvez. Sin
embargo, el primer gol llegó en la jugada más inesperada, en un centro
de Bigas que Álex Menéndez intentó despejar, con la mala suerte que lo
hizo hacia su propia portería. El tanto igualaba la eliminatoria.
Con el gol poco cambiaron las cosas en la dinámica del partido,
porque el conjunto balear seguía manteniendo el tipo ante un Sporting
roto. Eguren no aparecía, Sergio se difuminaba y en la delantera los
escarceos de Ayoze eran insuficientes, así como los intentos de Carmelo y
Bilic, en los que no había ningún tipo de conjunción ante la ordenada
defensa visitante. En la banda derecha, Luis Morán apenas se enteraba
del partido.
El cuadro mallorquín tuvo otra clara ocasión para marcar, en un golpe
franco ejecutado por Ramis, que fue rechazado por la madera de la
portería de Cuéllar.
Sin apuros para los visitantes transcurría el partido en el que el
Sporting era una caricatura de equipo y en el que los reservas parecían
más empeñados en demostrar su suplencia que de aprovechar la
oportunidad, aunque también influía su habitual inactividad.
El conjunto rojiblanco pareció despertar en los últimos compases de
la primera parte, pero sin apenas peligro para la portería de Calatayud,
salvo un remate de Bilic después de un córner ejecutado por Carmelo.
El segundo tiempo empezó con la misma dinámica. Preciado tardó en
hacer los cambios. Parece que le cuestan las sustituciones, al menos
hasta que no pasa un cuarto de hora. El primero fue la entrada de Barral
para retirar a Luis Morán, despedido con bronca. La afición no tiene
piedad de los canteranos cuando su rendimiento es nulo. Con la variante,
Carmelo pasó a la banda derecha y el Sporting jugó con dos delanteros
centro específicos. Casi a continuación se produjo la lesión de Eguren,
sustituido por Cases, variante que no originó modificaciones tácticas,
pero que sí influyó para que se viera una ligera mejoría. El uruguayo,
que es uno de los jugadores más caros de la plantilla, no se justifica
con su rendimiento.
El Sporting empezó a dejarse notar, con más intensidad en su juego y
una mayor fluidez. Caparrós le tuvo miedo al nuevo dispositivo
rojiblanco, por lo que retiró al joven Bigas para dar entrada al más
curtido Cáceres. Volvió a tener fortuna el equipo visitante ya que en la
jugada siguiente, tras un error infantil de Botía, bien aprovechado por
Hemed, la jugada acabó en gol. El despeje impreciso de Álex Menéndez
pegó en el cuerpo de Nsue y acabó en el fondo de la portería.
Con el nuevo tanto, los gijoneses necesitaban dos para superar la
eliminatoria. Preciado dio entrada a De las Cuevas, lo que permitió que
el conjunto rojiblanco atacara con más fuerza, pero el problema era la
falta de ideas y, sobre todo, las prisas. El Mallorca estaba bien
ordenado y parecía imposible que se le pudiera escapar la clasificación a
los octavos. El conjunto de Caparrós no daba ningún tipo de concesiones
a los delanteros locales, quienes caían una y otra vez en la
precipitación. A medida que pasaban los minutos aumentaba el nerviosismo
en las filas locales y las protestas en la grada. Pese a la ofensiva de
los gijoneses, se veía que la posibilidad de marcar era una utopía,
porque no hubo ni un remate a portería.
En esta ocasión, el equipo gijonés fue víctima de la alineación. Dio
la sensación de que Preciado tiró el partido cuando sabía que en frente
iba a tener un rival más consistente. El Mallorca fue mejor en todos los
sentidos. Fue un conjunto que tuvo más orden y supo dosificar la
ambición para pasar a la siguiente eliminatoria, además de haber
controlado perfectamente las fases de mayor presión de los rojiblancos.
La eliminación copera de los gijoneses parece ya una tradición en la
primera eliminatoria, si bien en este caso se suma a una trayectoria de
dudas en la Liga que puede provocar que el consejo estudie en las
próximas horas alguna medida para tratar de reconducir la situación.
Sporting de Gijón: Cuéllar, Lora, Botía, Gálvez,
Alex Menéndez, Sergio Álvarez, Eguren (Nacho Cases m 60), Luis Morán
(Barral m 57), Carmelo, Ayoze (Miguel de las Cuevas m 71) y Bilic.
RCD Mallorca: Calayatud, Zuiverloon (Rafel m 89), Crespí, Ramis,
Nsue, Martí, Joao Víctor,Tejera (Cendrós m 81), Alfaro, Bigas (Cáceres m
68) y Hemed.
Goles: 0-1, m.18: Alex Menéndez, en propia puerta. 0-2, m.69: Nsue.
Árbitro: Fernández Borbalán. Mostró tarjetas amarillas a Ramis (m 35), Sergio Álvarez (m 37), Barral (m 60), Joao (m 86), Bilic (m 86)
Incidencias: 15.000 espectadores en El Molinón. El Sporting saltó al campo luciendo una camiseta
de ánimo a David Villa. Un grupo de aficionados mostró pancartas en
contra de la posible vinculación del Sporting con la empresa Doyen
Group.
Kanouté alegra la noche a Del Nido
La entrada del gran ídolo, que firmó los dos goles del partido y los
tres de la eliminatoria, cierra la clasificación de un Sevilla plano
hasta entonces. El equipo tardó en plasmar su superioridad ante el San
Roque.

Dicen
que la principal virtud del Barcelona (para muchos mejor equipo de la
historia del fútbol), calidad aparte, es que sus futbolistas mantienen
el hambre y las ganas de ganar, a pesar de todos los títulos conseguidos
hasta la fecha. Buen ejemplo podía tomar la plantilla del Sevilla que,
aunque cumplió anoche el objetivo y eliminó al San Roque de Lepe sin
excesivas complicaciones, se limitó a hacer lo justo y muchos de los no
habituales no aprovecharon su oportunidad para ponerle las cosas
complicadas a Marcelino García Total.
Kanouté tuvo que arreglar un partido que, por momentos, incluso hizo
ponerse nerviosa a la afición sevillista, que despidió con pitos a los
suyos al descanso.
Con la gente más pendiente de lo ocurrido con José María del Nido, el Ramón Sánchez-Pizjuán acogió el partido de
vuelta de dieciseisavos de final, un partido sin apenas trascendencia
porque el Sevilla cumplió los deberes en la ida gracias al tanto de
Kanouté. Ante un equipo de Segunda B, varios jugadores tenían la
oportunidad de demostrar que pueden ser titulares en este equipo, pero
los Luna, Campaña, Coke o Armenteros no dieron un golpe sobre la mesa. El dominio inicial de los de Nervión fue pasando a un segundo plano
e, incluso, el conjunto onubense dio algún susto más de lo normal a la
portería de Javi Varas. Sólo Jesús Navas, que ya cuajó a un gran nivel
ante el Real Madrid en Liga, le puso las ganas necesarias para vencer el
partido, aunque no fue suficiente para mover el marcador antes del
descanso, lo cual provocó que los pocos aficionados que asistieron al coliseo sevillista despidieran al equipo con una pitada.
Las
cosas cambiaron tras el paso por los vestuarios, en gran parte, porque
Marcelino dio entrada a Kanouté por Negredo. Los locales salieron con
bastante más actitud y pronto obtuvieron recompensa. Tuvo que ser, como
en la ida, a través de Kanouté, que no falló desde los once metros, en
un penalti que tuvo que repetir debido a la famosa «paradiña», que ya no está permitida.
Y de nuevo apareció el de Mali, tan sólo a los siete minutos, para esta
vez sí en jugada hacer el segundo tanto del partido y que terminaba con
cualquier especulación de posible susto.
Los
dos tantos del delantero africano hicieron que la intensidad que sí
había mejorado en el inicio de la segunda mitad descendiera nuevamente. El Sevilla se relajó, conocedor ya de que el pase a la siguiente eliminatoria de la Copa del Rey estaba
totalmente cerrada, lo que aprovechó el San Roque de Lepe para marcar
el gol del honor. El autor del tanto fue Adri, en una jugada en la que
Javi Varas pudo hacer bastante más.
Prácticamente
ahí acabó un encuentro en el que en ningún momento peligró el pase a la
siguiente ronda pero que sí dejó bastante de desear por parte del conjunto nervionense.
Marcelino
García Toral ya puede hacer el primer balance de lo que lleva de
temporada, en el cual ha quedado fuera de la Liga Europa, ha pasado a
octavos de final en la Copa del Rey y está fuera del objetivo del equipo
en Liga, ya que en estos momentos no se clasificaría para la Liga de
Campeones. Se avecinan días movidos en Nervión a pesar de las vacaciones de Navidad,
ya que todavía tendrá recorrido la continuidad de Del Nido al frente
del club, así como se debe cerrar la contratación del delantero. Si nada
se tuerce, Reyes debe comerse el Roscón en su casa de Utrera.
Sevilla FC: Javi Varas; Coke, Cáceres,
Escudé, Luna; Medel; Jesús Navas, Campaña, Rakitic (Manu del Moral,
m.70), Armenteros; y Negredo (Kanouté, m.46).
CD San Roque de Lepe: Madruga; Lobato, Albentosa, Rojas, Sergio Sánchez;
Moscardó, Carles Marc; Melchor, Urko Arroyo (Berrocal, m.58); Óscar
(Rubio, m.64) y Cheick (Adrián, m.64).
Goles: 1-0, M.52: Kanouté, de penalti. 2-0, M.60: Kanouté. 2-1, M.79: Adrián.
Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (Comité Cántabro).
Amonestó al visitante Albentosa (m.50) y a los locales Kanouté (m.51),
Luna (m.64) y Campaña (m.66).
Incidencias: Partido de vuelta de los dieciseisavos de final
de la Copa del Rey disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante
unos 15.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.
Manzano deja el Atleti hecho unos zorros
Un gol de Curto, cuando apenas se llevaban 20 segundos, sorprendió
al equipo de Manzano, que no reaccionó ante un Segunda B que parecía por momentos un equipo de Primera. Sí lo hizo la afición, que
insultó a jugadores, técnico y directivos.

Faltaba poco para que termine el partido y ya se escuchaba a la afición colchonera insultando a técnico, jugadores y directivos. Al mismo tiempo, cerca de 2.500 hinchas del Albacete
coreaban a los suyos y saboreaban el pase a los octavos de final de la
Copa del Rey. Eso anticipa el resultado final, más allá del score definitivo.
Seguramente el equipo de Segunda B no siente que eliminó a Barcelona o a Real Madrid, pero sí ha sacado de competición a un grande de España. Un Atlético de Madrid que con Gregorio Manzano nunca logró encaminar el rumbo y que este miércoles ha dado un ejemplo de la no reacción. Cayó en la capital 0-1 y lejos estuvo de remontar una eliminatoria que había empezado perdiendo en el Carlos Belmonte.
Cerca de 15.000 espectadores fueron testigo de la espantosa noche
rojiblanca, que no pudo haber comenzado de peor manera. Es que sólo iban 22 segundos del primer tiempo cuando el Albacete dio el golpe de KO, si es que ese golpe no lo había dado ya en el juego de ida. Víctor Curtó adelantaba a su equipo y lo que era murmullo en el Calderón de a poco se fue transformando en griterío generalizado. Descontrol en Madrid.
''Jugadores mercenarios'' o ''Esa camiseta no la meceréis'' fueron los hitazos
de la noche. Una noche que nunca vio reacción alguna del once de
Manzano, pero sí de la afición. Harta de los malos resultados, la gente se manifestó en contra de todo y de todos. Las proclamas contra Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo, consejero delegado y presidente del club, respectivamente, a la orden del día.
Fue un querer y no poder para los de Primera División
(el Atlético, por si hace falta aclaración visto lo visto). Muchos
dudaron de si fue realmente un querer. Lo cierto es que los jugadores no
demostraron el mayor de los amores por la camiseta, o al menos las
cosas no salían para nada bien. Gabi se erigía como la figura en ese rubro, siendo el peor de un nefasto equipo local.
Para el Atlético, lo bueno de haber encajado tan temprano en el
partido era que había tiempo para mascar la tragedia, para digerirla.
Alguno dirá que no, que fue estirar la agonía. Y las dos posiciones son
válidas, porque desde ese entonces, desde el gol de Curtó, se olía la
eliminación atlética. Los de la Liga BBVA no daban tres pases seguidos, y
de hecho era el Albacete el que más cerca estaba de gritar otro gol. Sólo en la primera mitad contó el Atlético con algunas situaciones, sobre con dos disparos de Diego, pero no acertó y bajó los brazos en la segunda.
Manzano se ganaba los insultos dejando a Diego en la caseta durante
el descanso, mientras que Reyes ni siquiera se vestía de corto. A río revuelto, ganancia de Diego Cholo Simeone. La más que posible despedida del por ahora míster colchonero del Atlético no podía ser peor: eliminación ante un Segunda B. Aunque quiera al club, ya se frota las manos el preparador argentino.
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