jueves, 15 de diciembre de 2011

EL BARÇA EN EL MUNDIAL DE CLUBES. CAMINO A LA FINAL

AL SADD [0-4] FC BARCELONA

El Barça no tuvo piedad del Al Sadd ni el destino de Villa

El Barça llegaba al Mundial con el clarísimo papel de favorito pero tomándose la competición como un paso más hacia la profundización de su leyenda. Villa se rompió la tibia y dice adiós a la temporada y, salvo milagro, de la Eurocopa.

 


El FC Barcelona llegó al Mundial de Clubes encadenando actuaciones de primer nivel, precisamente a la altura que se espera de un equipo de la jerarquía que posee, incuestionablemente, el conjunto de Pep Guardiola.

 

La goleada al Rayo Vallecano (adelanto de la 17ª Jornada liguera), el partidazo ante el Levante y el convincente dominio ejercido ante el Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu, nos invitaban a presagiar que, más allá del Santos y de Neymar, los blaugranas eran y son los clarísimos favoritos para llevarse su segunda copa del mundo de clubes en tres años y, de paso, sellar y proteger su futuro gracias a lo que sería el también tercer título de la temporada, después de la supercopas española y continental.

En el fútbol y en la vida, sin embargo, no se puede meter el segundo gol antes que el primero, ni llegar a la final sin vencer la instancia previa. En este sentido, el obstáculo a superar no debía imponer mayor complejidad que la inicial cerrazón del rival.

Dicho esto y con la pelota ya rodando sobre el verde césped del Nissan Stadium de Yokohama, el Barcelona salió con la clara intención de no dar ningún tipo de ventaja al once de Fosatti. Tres en el fondo, la línea de presión adelantadísima, enchufados y conscientes de lo  que se jugaban, Messi y compañía arrinconaban a los qataríes contra su propia área. La posesión era escandalosamente favorable al equipo catalán.

 

Al Sadd no salía de su campo y el partido planteado era el esbozado a partir de la técnica del frontón. Era cuestión de precisión y tiempo que esa pared se viniera abajo ante la insistencia de la circulación ofensiva culé.

Leo Messi arrancaba desde la derecha y recorría, como enganche, todo el frente de ataque. Thiago e Iniesta acompañaban los movimientos del rosarino mientras Villa se paraba como referente de punta y Pedro bien abierto, a la izquierda. Las ocasiones no aparecían pero estaban a un milímetro de hacerlo. Era,  sin duda alguna, un ejercicio  más de paciencia para el campeón de Europa. El Guaje tuvo el primero pero Mohamed hizo el milagro con una soberbia parada. Para los qataríes, el tiempo no corría y el muro se agrietaba.

Y llegó el gol en el minuto 25 gracias a un error infantil de la zaga del campeón de Asia: intentaron jugar en corto con su portero que,  presionado por ¡Adriano!, cayó en el apuro, rebotó en el lateral-volante derecho brasileño y 1-0. El  partido se abría y las apuestas a favor de la goleada del Barça se disparaban. Guardiola, no conforme con nada, pedía más toque a los suyos, protagonistas del 71 % del control de balón –el otro 29 % sería en el precalentamiento-. David Villa se lesionaba -fractura de tibia- después de una carrera de cincuenta metros. Alexis Sánchez ingresaba en su lugar. Adriano repetía menú y con un remate de zurda marcaba el 2-0. El segundo tiempo sobraba.

Ya en la reanudación, y con la mala noticia de la lesión del Guaje a cuestas, el Barça continuó haciendo su juego y esperando que pasaran los minutos para cerrar el trámite y pensar en la gran final ante el Santos. No variaba nada el encuentro. Al Sadd atrás, el Barcelona con el balón y esperando aprovechar la mínima oportunidad para sumar el tercero al marcador.

El trámite del encuentro nos dejaba espacio para recordar el trato injusto recibido por David Villa, cuestionado desde la especulación mediática, ensuciando su momento con relaciones que jamás se rompieron y no dudando ni un instante en afirmar las ficciones que, por verosímiles, no se acomodaban a la realidad. El siete, goleador histórico de La Roja y un gran tipo, no merecía aquello ni esto. El Barça,  mientras tanto, seguía tocando. Keita ponía el 3-0 después de un pase escalofriante, por genial, de Leo Messi. Maxwell hacía el 4-0 gracias a la asistencia de Thiago.

Sin mayor historia que lo narrado, el partido se fue extinguiendo hasta esfumarse, confirmando la lógica con el Barcelona en la final, y una gran pena por la falta de piedad del destino que se cebó con Villa. El Barça puede ser campeón, pero la felicidad será imposible. ¡Ánimo Guaje!

Al Sadd: Saqr; Abdulmajed, Lee Jung Soo, Koni, Nadir Belhadj; Abdulmajid, Mohammed, Albloushi (Al Yazidi, min. 65); Al Khalfan, Keita (Al Haydos, min. 82) y Niang (Ali, min 77).

FC Barcelona: Valdés; Puyol, Mascherano, Abidal (Maxwell, min. 66); Iniesta, Keita, Thiago, Adriano; Pedro, Messi y Villa (Alexis, min. 39) (Cuenca, min.71).

Goles: 0-1. Min.25: Adriano; 0-2. Min.43: Adriano; 0-3. Min 64: Keita; 0-4. Min. 81: Maxwell.

Árbitro: Joel Aguilar (El Salvador). Mostró tarjeta amarilla a Abdulmajed (min. 61) y Mohammed (min. 80).

Incidencias: Segunda semifinal del Mundial de Clubes 2011 disputado en el Estadio Internacional de Yokohama. David Villa se fracturó la tibia de su pierna izquierda en el minuto 36. Lleno absoluto con 66.298 espectadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario