miércoles, 4 de abril de 2012

EL BARÇA EN LA CHAMPIONS Cuartos de Final Partido de Vuelta


FC BARCELONA [3-1] AC MILÁN

Eficacia, sufrimiento y solvencia para acceder a semis

Con dos goles de penalti del argentino, los culés encarrilaron el choque de vuelta, rematado por un tanto de Andrés Iniesta. El Barça consigue un pase merecido.

 

 

Ganó el Barça porque lo mereció, pero que nadie diga que fue fácil. El equipo blaugrana se sobrepuso a algunos momentos de nerviosismo para imponerse al Milan 3-1, con dos penales marcados por Messi y el tiro de gracia de Iniesta. El equipo catalán avanzó así a las semifinales de la Champions League, donde probablemente enfrentará al Chelsea, si éste cumple con los pronósticos y termina de sentenciar al Benfica.

Pero, pese a los dos goles de ventaja final, pese a que sólo estuvo eliminado durante algunos minutos y pese al apoyo de un público que, por una vez, dejó su habitual palco de la ópera para realmente ponerse detrás del equipo, los culés jamás estuvieron tranquilos. No fue una demostración arrolladora como ante el el Leverkusen. Tampoco un partido para la memoria como ante el Manchester United. El Barça debió sudar hasta la última gota y pelear en todas partes de la cancha frente a un rival más que digno.

Salvo una media hora de letargo, antes de su gol, el Milan demostró por qué es el campeón de Italia. En los primeros cinco minutos arrinconó al Barça. Después, tras una sensacional jugada de Messi que el argentino terminó por fallar en el mano a mano, los rossoneri desaparecieron, como intimidados por el escenario y por tener enfrente al equipo más ganador de los últimos años. Ibrahimovic dejó de correr, Boateng lo hacía, para todas partes y sin sentido. Seedorf equivocaba los pases más simples y Nocerino no sabía a quién marcar.

El Barça respondió como sabe. Pases, muchos, y presión constante. Con Cuenca en la cancha, había resuelto el problema de la falta de amplitud de la ida y Cesc daba la verticalidad que había faltado en San Siro. No fue sorprendente entonces que los catalanes se fueran al frente. Tras una serie de rebotes propiciados por una falla importante de Messi en una acción clara, el argentino fue torpemente derribado por Antonini. El penal fue inobjetable y también la manera en que lo ejecutó Leo. Uno cero y respiro colectivo en el Camp Nou.

Pasaban los minutos, y el Milan se hacía cada vez más pequeño. El Barça reinaba sobre la grama y amenazaba con ampliar su ventaja. Primero Cesc y luego el propio número 10 pudieron poner el último clavo al ataúd rojinegro. No lo hicieron y, como dice el refrán futbolero, "el que no pega, paga". La única vez que Zlatan pudo quitarse la impecable marca de Piqué acabó en el empate. El sueco combinó con Robinho y luego liberó a Nocerino, que definió de manera perfecta frente a Valdés.

Silencio sepulcral en la grada. Miedo. Finalmente, se trataba de un equipo italiano. Igual que ese Inter de Mourinho de tan poco gratos recuerdos. El Barça se paralizó y el Milan recordó que también sabía jugar al fútbol. La eliminatoria estaba en duda, y sólo un error infantil del sospechoso menos probable hizo que el Camp Nou recuperara los colores. Alessandro Nesta, el veterano de mil batallas, tiró de Busquets en un centro a pelota detenida. Lo hizo como lo hace cualquier defensor en ese tipo de jugadas, pero de forma demasiado evidente y justo enfrente del colegiado. El penal, en esas circunstancias, y a favor del equipo local, no se puede objetar. Messi se quitó de una vez por todas y para siempre el estigma de los once pasos y puso los cartones 2-1.

¿Dibujó ese segundo tanto el rumbo del partido? No realmente. El Milan salió a morir o matar en la segunda parte y el Barça se vio de pronto ante la posibilidad de un nuevo desencanto ante el mismo equipo que le había sacado, injustamente, un punto en la fase de grupos. Los italianos nunca tuvieron una oportunidad clara, pero el peligro se respiraba en cada aproximación. El Barça también apretaba y al final esa presión, ayudada por la suerte, terminó de decantar el encuentro. Messi tomó la pelota en la frontal y disparó a puerta. El remate rebotó en Nesta y quedó franco, a los pies de Iniesta. El manchegó avanzó dos metros y definió como los grandes a la derecha de Abbiati. 3-1 y ahora sí, a celebrar.

El Barça cedió un poco la iniciativa, en buena medida porque Cesc y Xavi dejaron el campo para no agravar sus conocidas molestias. El Milan nunca bajó los brazos. Allegri mandó a Aquilani y a Pato -que salió lesionado ¡otra vez!- para tratar de cambiar la historia. Los protagonistas catalanes dejaron de ser Messi, Xavi y compañía y aparecieron los Piqué, Mascherano y Busquets. El aparato defensivo culé nunca se rompió y entregó en bandeja una victoria sufrida, pero merecida e inobjetable. Stamford Bridge espera (con permiso del Benfica), como en el inolvidable 2009.
 

 

FC Barcelona: Valdés; Alves, Piqué (Adriano, min.75), Mascherano, Puyol; Busquets, Xavi (Thiago, min.62), Iniesta; Messi, Cesc (Keita, min.77) y Cuenca.


AC Milán: Abbiati; Abate, Mexes, Nesta, Antonini; Nocerino, Ambrosini, Seedorf (Aquilani, min.60); Boateng (Pato, min.69) Maxi López, min.83í; Robinho e Ibrahimovic.

Goles: 1-0. Min.11, Messi (P).1-1. Min.32, Nocerino.2-1. Min.41, Messi (P).3-1. Min.53, Iniesta.

Árbitro: Björn Kuipers (Holanda). Amonestó a Mascherano (min.66), Cuenca (min.85) en el Barcelona y a Antonini (min.10), Nesta (min.39), Seedorf (min.40), Robinho (min.76), Mexes (min.90), Nocerino (min.90) en el AC Milan.

Incidencias: Asistieron al encuentro 94.629 espectadores, en partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Camp Nou.

BAYERN DE MUNICH [2-0] OLYMPIQUE DE MARSELLA

El Bayern se reserva pensando en blanco

Los alemanes consiguieron su pase a semifinales con una demostración de fuerza en el Allianz Arena para cerrar la eliminatoria por un global de 4-0.

 

 

Parecía que el Bayern de Múnich había sentenciado la eliminatoria en el Velodróme ante el Olympique de Marsella en el encuentro de ida, pero lo cierto es que los hombres de Jupp Heynckes salieron con la mentalidad de buscar el partido desde el primer minuto para buscar especulaciones.

 

El míster lo había avisado en la rueda de prensa previa y, pese a las rotaciones que dejaron a Arjen Robben y Mario Gómez en el banquillo de inicio, los alemanes no notaron las ausencias y se dedicaron a elaborar fútbol.

Tampoco salió con miedo el Olympique de Marsella, que después de un papel bastante cuestionable ante su público y sin nada que perder en el Allianz Arena, buscó sin complejos la portería de Neuer en un choque de ida y vuelta: Remy fue el primero en disfrutar de una buena ocasión y posteriormente Morel también probó al cancerbero alemán, pero el gol llegaría en el bando contrario...

Trece minutos después de arrancar el encuentro, Franck Ribéry se inventó una gran jugada para ceder un cuero a Ivica Olic, hoy titular, que remató al fondo de las mallas. Nada pudo hacer Mandanda que en los siguientes minutos tuvo que emplearse a fondo.
 

 

El gol no cambió el guión de ninguno de los contendientes pese a que la eliminatoria parecía prácticamente sentenciada. Los locales querían dar espectáculo en un campo prácticamente lleno mientras los visitantes no querían que el encuentro se convirtiera en una masacre.

Pese a ello, cuando el primer periodo entraba en su recta final, de nuevo Olic puso el broche de oro a una jugada iniciada por Ribéry y continuada por Alaba, que puso un gran balón desde la banda izquierda para que el croata rematase a placer y pusiera el segundo del partido en el marcador.
 

 

Era la recompensa justa para un Bayern de Múnich que lejos de ampararse en el resultado cosechado con anterioridad propuso fútbol desde el primer minuto. Tampoco se le podía reprochar nada al Olympique de Marsella, con mucha casta en la presión pero poca imaginación para atacar.

En la reanudación, los franceses siguieron buscando la portería de Neuer con más corazón que cabeza. Solo Cheyrou era capaz de poner criterio en la medular, mientras el Bayern continuaba haciendo gala de pegada. Deschamps, que veía lo que ocurría en el césped desde el área técnica, solo podía pensar en lo larga que se le hará esta primavera en la Ligue 1.

Y mientras esto ocurría, Ribéry seguía haciendo de las suyas sobre el césped del Allianz Arena. Si en el Velodróme el centrocampista hizo un encuentro muy discreto, el internacional galo se tomó cumplida revancha en la vuelta haciendo un partidazo y conduciendo todo el fútbol que desplegaba la máquina muniquesa.

La segunda parte, de forma paulatina, fue bajando su intensidad. El encuentro ya había encontrado dueño en la primera parte y ambos conjuntos firmaron una especie de pacto de no agresión que se acentuó con el paso de los minutos...

El Bayern ya pensaba en las semifinales y en su más que probable emparejamiento con el Real Madrid... Los alemanes disputarán el partido de ida en su estadio y tendrán que defender la renta en el Bernabéu si los merengues confirman su pase ante el APOEL. Y para encarar el choque con toda la confianza, el conjunto muniqués deja otra exhibición de fuerza en Europa como carta de presentación.
 

 

Bayern de Munich: Neuer; Lahm, Boateng, Badstuber, Alaba; Tymoshuk, Luiz Gustavo; Müller (Rafinha, 39), Kroos (Pranjic, 67), Ribery; y Olic (Gómez, 76).

Olympique de Marsella: Mandanda; Azpilicueta, Fanni, N''Koulu, Morel (Amalfitano, 46); Mbia, Cheyrou, Ayev; Valbuena, Brandao (Gignac, 76) y Remy (Kaboré, 63)

Goles: 1-0, min 13: Olic. 2-0, min 37: Olic.

Árbitro: Svein Oddvar Moen (Noruega). Amonestó a Mbia y Alaba.

Incidencias: Partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Allianz Arena, de Múnich, ante 66.000 espectadores. El Bayern se clasifica para las semifinales.

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