Llamando a las puertas de la gloria, soy el Atleti ¿Se puede?
Los de Simeone consiguen pasar de ronda tras un serio encuentro en el que lo pasaron mal en algunos momentos de la primera mitad
El AC Milan
no es un equipo venido a menos. No es un equipo, sencillamente. Mucho
trabajo tiene por delante el excepcional excentrocampista con el equipo
milanista pues ante un conglomerado futbolístico como el Atlético quedó
totalmente retratado.
Es tanta la diferencia en intensidad,
posicionamiento y actitud que solamente tardó tres minutos y un par de
toques previos Diego Costa para hacer el primer tanto de la noche. Tras
un felino robo de Gabi, el balón le cayó a su fiel escudero Koke, quien
puso un sensacional centro al área pasado que voleó de manera magistral y
tras un soberbio salto el delantero internacional español con su zurda
para alimentar la tranquilidad de una siempre intranquila afición
rojiblanca. Ese gol convertía a Diego Costa en el autor más rápido de un
tanto ante el AC Milan en toda la historia de la Champions tras
Litmanen en el 1994.
Pero el Atleti es el Atleti. Y el Milan es
un equipo italiano. Y mezclando ambas proposiciones dan como resultado
un sufrimiento matemático asegurado. Así, el gol de los rojiblancos
avivó el orgullo del siete veces campeón de Europa y los milanistas
comenzaron a intentar hacer daño haciéndose dueño del centro del campo.
De esa manera, y en un despiste irracional en la colocación de la
defensa atlética, el esférico le llegó a Andrea Poli –un híbrido entre
interior y mediapunta– y que colocó un preciso servicio al segundo palo
para la llegada sorprendente de un Kaká que solo tuvo que cabecear a
gol.
El gol noqueó al Atlético en los siguientes minutos y
alimentó la heroica ‘rossoneri’ de remontada. Con muy poco pero
suficiente, el conjunto de Seedorf redujo la capacidad del Atlético al
nerviosismo y en ese estado sí que se sabe mover de tanto batallar en la
siempre competida Serie A. Así, en el minuto 34, Kaká tuvo en su frente
la opción de dar la vuelta a la eliminatoria tras un saque de esquina
sacado en corto que, otra vez como en el día del derbi, cogió
desprevenida a la zaga atlética. Pero no es la principal cualidad del 22
milanista el remate de cabeza. Y ya es suficiente con un gol de cabeza
en un partido como para desafiar a las estadísticas.
A renglón
seguido de la oportunidad fallida del Milan, apareció ese corsario
nacido futbolista llamado Arda Turan para devolver la alegría al
Atlético. Jugada sin transición, de esas que gustan en el Manzanares,
que termina con una dejadita de pecho sensacional de Raúl García hacia
el voleón del internacional otomano para colarse en la red italiana tras
adquirir un extraño globo.
La diferencia se hizo aún más
visible en la segunda parte. El Atlético comenzó a zarandear al conjunto
milanista con su fútbol de impacto directo y esperar a que llegaran los
goles. Primero fue Raúl García –sublime en la primer mitad con una
chilena digna del mejor van Basten– con un certero cabezazo tras una
falta botada por Gabi quien puso el tercer tanto en el electrónico del
Manzanares. Después llegó el colofón por parte del mejor futbolista del
Atlético esta temporada: Diego da Silva Costa, internacional español,
que en una fugaz combinación con José Sosa batió por raso al exportero
rojiblanco Christian Abbiati.
El Atlético está en cuartos y ya
es uno de los mejores ocho equipos del continentes. Lo era antes del
partido por su impresionante trayectoria esta temporada. Y lo ha
demostrado tras este partido por su capacidad de pegada y se saber
recomponerse.
Atlético de Madrid: Courtois;
Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Koke (Diego Ribas, 81’), Gabi,
Mario Suárez, Arda Turan (Cebolla, 78’); Raúl García (Sosa, 71’), Diego
Costa.
AC Milan: Abbiati; Abate, Rami, Bonera, Emanuelson; Essien
(Pazzini, 68’), De Jong (Muntari, 78’); Poli, Taarabt (Robinho, 46’),
Kaká; Balotelli.
Goles: 1-0. M. 3: Diego Costa. 1-1. M. 27: Kaká. 2-1. M. 41: Arda Turan. 3-1. M. 70: Raúl García. 4-1. M. 85: Diego Costa.
Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Mostró tarjeta amarilla a
Raúl García (4’), quien no jugará la ida de cuartos de final, Rami (7’),
Balotelli (45’), Bonera (70’) y Robinho (73’).
Incidencias: Partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones,
disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 53.000 espectadores.
Ambos equipos lucieron brazaletes negros en memoria de las víctimas del
atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
BAYERN DE MUNICH [1-1] ARSENAL FC
Incomodidad solventada, que pase el siguiente
El juego-control bávaro fue suficiente ante la incapacidad 'gunner' de crear peligro. Los cuartos de final esperan a Pep Guardiola
Flojo partido de dos conjuntos que parecen
condenados a encontrarse en los octavos de final de la máxima
competición europea. El Arsenal
regresaba a Múnich con un resultado adverso, como el curso pasado, con
la diferencia de que en esta ocasión nunca ha tenido opciones de voltear
la eliminatoria, ante un Bayern mucho más dócil de lo que nos tiene acostumbrados.
Arrancaba
el partido con el respeto propio de dos equipos que querían medirse
antes de entrar en combate, a pesar de ser viejos guerreros conocidos.
El Bayern estaba en su salsa, en el partido deseado, con el control del
balón y el rival aparentemente domesticado. La eliminatoria estaba de
cara merced a la sustancia ventaja traída de Londres. Bajo esa
seguridad, los bávaros avanzaban metros sigilosamente. Esperando su
momento.
El cambio de Özil,
tras el descanso, señalaba al germano, como responsable de no mover al
equipo 'gunner'. Un duro palo para el jugador, cuyo juego se ausentaba
de nuevo en una cita importante. Una cita que variaba su marcador en
estos 45 minutos. Primero, a través de un error de la defensa inglesa
que no era capaz de frenar a Ribery por banda y menos de sostener a Schweinsteiger en la frontal, quien remataba a placer.
Acto seguido, una pared de Lukas Podolski
con Giroud, con la colaboración de Lahm, hacía que el ex del Colonia -y
del propio Bayern- sacara a relucir su rabia al fusilar a Neuer por la
escuadra. El empate ofrecía una leve dosis de optimismo en los
visitantes y un aviso a los locales, los cuales rescataban el culto a la
posesión como clave para conseguir el éxito. Suficiente para hacer
morir el duelo y dejar agonizar al reloj.
El cansancio asomaba en el horizonte del mismo modo que el equipo de Arsène Wenger
desaprovechaba la enésima opción de crecer en Europa. Una imagen más
triste y gris, esta vez sin armas, sin mordiente en el ataque. Entregado
ante un Bayern más apático que de costumbre que necesita poco para
solventar los encuentros y que pudo vencer a través de un penalti
lanzado por Müller, en el último suspiro, parado por Fabianski tras
pasearse el balón por línea de gol.
Bayern de Munich: Neuer; Lahm, Martínez, Dante, Alaba; Thiago, Schweinsteiger, Götze (Kroos, 59’); Robben, Mandzukic y Ribéry (Müller, 85’).
Arsenal FC: Fabianski; Sagna, Mertesacker, Koscielny, Vermaelen;
Cazorla, Arteta (Gnabry, 77’), Chamberlain (Flamini, 84’), Podolski;
Özil (Rosicky, 46’) y Giroud.
Goles: 1-0, Schweinsteiger (55’); 1-1, Podolski (57’)
Árbitro: Svein Oddvar Moen (Noruega). Amonestó a Dante, Javi Martínez, Podolski, Arteta y Vermaelen.
Incidencias: Partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones
disputado en la Allianz Arena, de Múnich, ante unos 68.000 espectadores.
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