Después
de 15 temporadas como profesional en el primer equipo del FC Barcelona, y
cansado de tantas lesiones que le han mermado estos últimos años, Carles
Puyol convocaba a la prensa para manifestar que no seguirá portando, a
partir del año que viene y nunca más, el brazalete de capitán del club
de sus amores. Se marcha, en palabras de Franco Baresi, uno de los
mejores defensas de todos los tiempos: “La capacidad de mantener la
concentración durante todo un partido, sin dudar ni despistarse en
ningún momento, además de la intensidad que imprime en cada acción de
juego”
Y lo ha hecho en una breve, 30 segundos, declaración en catalán, siguiendo las directrices de la entidad, tal y como ha hecho fielmente siempre, en este caso, en el terreno de juego. En ella, anunció además que las causas de tal decisión se debe a su voluntad de descansar tanto física como anímicamente: de presiones, de lesiones,… sin desvelar adonde se puede marchar o si se va a retirar a sus 36 años de edad. Una trayectoria intachable e impoluta que ha decidido acortar a este verano después de tener un contrato firmado hasta el año 2016.
Adiós al máximo estandarte del mejor Barça de toda la historia. Mientras otros encarnaban la calidad, un estilo de juego, los goles, las portadas, y los méritos… Este defensa nacido en la Pobla de Segur representaba la lucha, el sacrificio, el trabajo y las agallas. Adiós al alma del Barça. Adiós a 593 encuentros defendiendo la camiseta azulgrana, adiós a 370 partidos ganados que tuvieron su consecuencia en 6 Ligas, 2 Copas del Rey, 3 Champions, 6 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa y 2 Mundialitos de clubes. Éxitos que le han convertido en el segundo futbolista con mayor cantidad de títulos obtenidos en toda la historia del cuadro catalán, solo superado por su compañero y amigo Xavi Hernández.
Con Carles Puyol mandando desde el centro de la zaga, no solo el Barça disfrutó de sus mejores momentos de la historia, sino también la Selección Española, adonde ya no volverá y donde ha jugado justo 100 partidos (convirtiéndose en el séptimo futbolista de la historia que más veces ha defendido La Roja con tres Eurocopas, tres Mundiales y una Copa Confederación a sus espaldas). Camino que tuvo su máximo culmen en la Eurocopa de 2008 y en el Mundial de 2010, donde se convirtió en protagonista absoluto en aquellas semifinales de Durban ante Alemania a la salida de un saque de esquina. Su celebración fue tan sentida, que hizo olvidar problemas sociales de cualquier índole en torno a una causa, igual que cuando marcó un año antes el Santiago Bernabéu, de la misma forma, de cabeza, entrando con todo, para después quitarse el brazalete de la Senyera y besarlo a lo alto del cielo de Madrid.
Quién le diría a un chavalito que iba para interior derecho, y al que Louis Van Gaal le daría la alternativa desobedeciendo una de las condiciones del exigente técnico holandés de cortarse el pelo, que iba a cosechar todos estos logros, más los individuales por supuesto. Fue el primer capitán de la historia en Can Barça en levantar seis copas el mismo año: en ese inolvidable 2009 que terminó con las lágrimas de Pep Guardiola en Japón se ganó la liga, la copa, la Champions League, las dos Supercopas y el Mundialito de clubes. Un premio, por ejemplo, al estar seis veces en el once ideal de la UEFA, y por tanto ser integrante de el equipo de los Equipos del Año que publicó el máximo organismo continental en 2012. No es para menos porque, si hablamos en términos de Champions, el jugador ilerdense es el que más partidos ha ganado en la historia de la competición (67) y el futbolista que más veces ha mantenido la portería a cero (41); todo ello por sus méritos defensivos como el hecho de ser el segundo al que más amarillas se le ha mostrado (28) o el segundo con más despejes realizados (385).
El Campeonato del Mundo conseguido en 2010 dio pie a que obtuviera, junto con sus compañeros, la Real Orden del Mérito Deportivo. Un reconocimiento que se le otorgan a aquellas personas que dan ejemplo a las nuevas generaciones, en este caso desde un prisma deportivo. Como el que dio su propio padre que, a pesar, de los contratos millonarios pertinentes de su hijo decidió trabajar como lo que siempre ha sido: obrero de la construcción, profesión en la que murió, mientras estaba al mando de una retroexcavadora a los 56 años de edad, en el año 2006. Una razón muy valiosa para salir motivado al césped en cada partido, o para tener detalles como los que tuvo sobre la figura de Eric Abidal, al que dejó levantar la Champions lograda en Wembley 2011 o la Copa del Rey conseguida en el Vicente Calderón ese mismo año; o como el que tuvo con Miki Roqué, al estrenar unas botas con las siglas MR26 tras la muerte de su paisano y compañero de cantera. Motivos poderosos que le ayudaron para seguir al frente, para seguir luchando, a pesar de sus 36 lesiones totales en una carrera deportiva que quedará para la posteridad del barcelonismo.
Y lo ha hecho en una breve, 30 segundos, declaración en catalán, siguiendo las directrices de la entidad, tal y como ha hecho fielmente siempre, en este caso, en el terreno de juego. En ella, anunció además que las causas de tal decisión se debe a su voluntad de descansar tanto física como anímicamente: de presiones, de lesiones,… sin desvelar adonde se puede marchar o si se va a retirar a sus 36 años de edad. Una trayectoria intachable e impoluta que ha decidido acortar a este verano después de tener un contrato firmado hasta el año 2016.
Adiós al máximo estandarte del mejor Barça de toda la historia. Mientras otros encarnaban la calidad, un estilo de juego, los goles, las portadas, y los méritos… Este defensa nacido en la Pobla de Segur representaba la lucha, el sacrificio, el trabajo y las agallas. Adiós al alma del Barça. Adiós a 593 encuentros defendiendo la camiseta azulgrana, adiós a 370 partidos ganados que tuvieron su consecuencia en 6 Ligas, 2 Copas del Rey, 3 Champions, 6 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa y 2 Mundialitos de clubes. Éxitos que le han convertido en el segundo futbolista con mayor cantidad de títulos obtenidos en toda la historia del cuadro catalán, solo superado por su compañero y amigo Xavi Hernández.
Con Carles Puyol mandando desde el centro de la zaga, no solo el Barça disfrutó de sus mejores momentos de la historia, sino también la Selección Española, adonde ya no volverá y donde ha jugado justo 100 partidos (convirtiéndose en el séptimo futbolista de la historia que más veces ha defendido La Roja con tres Eurocopas, tres Mundiales y una Copa Confederación a sus espaldas). Camino que tuvo su máximo culmen en la Eurocopa de 2008 y en el Mundial de 2010, donde se convirtió en protagonista absoluto en aquellas semifinales de Durban ante Alemania a la salida de un saque de esquina. Su celebración fue tan sentida, que hizo olvidar problemas sociales de cualquier índole en torno a una causa, igual que cuando marcó un año antes el Santiago Bernabéu, de la misma forma, de cabeza, entrando con todo, para después quitarse el brazalete de la Senyera y besarlo a lo alto del cielo de Madrid.
Quién le diría a un chavalito que iba para interior derecho, y al que Louis Van Gaal le daría la alternativa desobedeciendo una de las condiciones del exigente técnico holandés de cortarse el pelo, que iba a cosechar todos estos logros, más los individuales por supuesto. Fue el primer capitán de la historia en Can Barça en levantar seis copas el mismo año: en ese inolvidable 2009 que terminó con las lágrimas de Pep Guardiola en Japón se ganó la liga, la copa, la Champions League, las dos Supercopas y el Mundialito de clubes. Un premio, por ejemplo, al estar seis veces en el once ideal de la UEFA, y por tanto ser integrante de el equipo de los Equipos del Año que publicó el máximo organismo continental en 2012. No es para menos porque, si hablamos en términos de Champions, el jugador ilerdense es el que más partidos ha ganado en la historia de la competición (67) y el futbolista que más veces ha mantenido la portería a cero (41); todo ello por sus méritos defensivos como el hecho de ser el segundo al que más amarillas se le ha mostrado (28) o el segundo con más despejes realizados (385).
El Campeonato del Mundo conseguido en 2010 dio pie a que obtuviera, junto con sus compañeros, la Real Orden del Mérito Deportivo. Un reconocimiento que se le otorgan a aquellas personas que dan ejemplo a las nuevas generaciones, en este caso desde un prisma deportivo. Como el que dio su propio padre que, a pesar, de los contratos millonarios pertinentes de su hijo decidió trabajar como lo que siempre ha sido: obrero de la construcción, profesión en la que murió, mientras estaba al mando de una retroexcavadora a los 56 años de edad, en el año 2006. Una razón muy valiosa para salir motivado al césped en cada partido, o para tener detalles como los que tuvo sobre la figura de Eric Abidal, al que dejó levantar la Champions lograda en Wembley 2011 o la Copa del Rey conseguida en el Vicente Calderón ese mismo año; o como el que tuvo con Miki Roqué, al estrenar unas botas con las siglas MR26 tras la muerte de su paisano y compañero de cantera. Motivos poderosos que le ayudaron para seguir al frente, para seguir luchando, a pesar de sus 36 lesiones totales en una carrera deportiva que quedará para la posteridad del barcelonismo.
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