Vibrante empate fieles al estilo de campeón
España pecó de lentitud en la 1ª mitad. Di Natale adelantó a los
azzurri, que cuajaron un gran partido, pero Cesc puso las tablas poco
después. Torres tuvo la victoria en sus pies en dos claras ocasiones.
España e Italia dieron una lección de fútbol a
Europa en el partido inaugural del Grupo C, que deja con las mismas
opciones para clasificarse a ambas selecciones después de un empate
(1-1). A goles -de Di Natale primero y Cesc después-, que no a fútbol.
Porque si bien la selección azzurra confirmó su buen gusto por el calcio
que ya venía exhibiendo en estos dos últimos años, fue La Roja la que
tuvo más cerca la victoria después de una segunda parte eléctrica.
En la primera mitad faltaría quizás
profundidad y velocidad en las transiciones, sin un delantero centro
puro, ante una Italia muy seria que no sólo se defendió muy bien, sino
que mostró los dientes en ataque. Con el equipo más abierto, España
encontró la profundidad en la segunda parte. Y Fernando Torres tuvo la
victoria en sus pies con dos mano a mano fallidos en los minutos
finales. Iniesta en ataque, y Casillas en defensa, fueron los mejores de
una selección española que, pese al agridulce empate inicial, deja
sensación de solidez, de estar muy enchufada, sin perder ni un ápice del
favoritismo que se ha ganado en estos últimos cuatro años. Esta vez el
fútbol no quiso que ganara, pero seguro que las victorias no tardarán en
llegar con la actitud y la aptitud exhibida.
Y es que la
primera parte fue de una intensidad futbolística no vista todavía en
esta Eurocopa. Italia y España se repartieron la posesión, las
ocasiones, la disciplina táctica, y las filigranas para marcharse con un
empate al descanso. Vicente Del Bosque optó por jugar sin un delantero
centro puro, con Cesc y Silva alternándose en la línea de vanguardia.
Una fórmula que, si bien sirvió para añadir más toque al centro del
campo, restó profundidad arriba. Los centrales azzurri, sin nadie a
quien marcar, vieron fácilmente la opción de adelantar líneas, y
pudieron completar una presión en todas las líneas que, junto con el
gusto por el fútbol de esta Italia de Prandelli, fue lo que terminó por
igualar las fuerzas de dos selecciones que a priori no eran del mismo
nivel.
A España le costaba llegar a las inmediaciones de Buffon.
Rondaba la corona del área a base de toque, pero a los Silva, Xavi, Cesc
e Iniesta les faltaba pensar en vertical y no tanto en horizontal,
atrevimiento para disparar, y quizás también una referencia arriba que
finalizara las ocasiones. Generadas por los destellos puntuales de los
talentosos jugadores españoles. Suficiente para ganar a muchas
selecciones, pero no a esta compacta Italia. Silva a los diez minutos no
acertó a finalizar un contraataque lanzado por un Cesc, que al final de
la primera parte pudo marcar después de una buena triangulación si
Giaccherini no se llega a interponer in extremis. Aunque lo cierto es
que la mejor ocasión la tuvo Iniesta en sus botas, uno de los mejores de
la selección, al recoger una asistencia de Xavi en el balcón del área
sin marca, pero su tiro se marchó por encima de la portería italiana.
Algo
más precisos anduvieron los italianos en las ocasiones que generaron.
Balotelli y Cassano se movieron muy bien en el frontal del ataque,
escoltados por el buen hacer de Pirlo y Marchisio en la medular. No en
vano, aunque no tuvieron la posesión, sí que tuvieron las mejores
ocasiones. Y de no ser por Iker Casillas, la campeona de Europa y del
mundo bien se podría haber marchado al descanso muy atrás en el
marcador. Porque el ‘Santo’ español detuvo el intento de Pirlo de falta
directa desde la frontal, el de Cassano con un fuerte chut desde dentro
del área, el de Marchisio con una fuerte volea desde fuera del área, y
la más importante, la de Motta con un cabezazo desde dentro del área
pequeña cuando estaba sin marca y el colegiado se llevaba ya el silbato a
la boca para el paso por los vestuarios.
Una segunda parte que exhibió las mismas
virtudes que en la primera, pero además, infinitamente más vértigo.
Justo lo que le había faltado a la Roja. España abrió más el campo, con
mayor recorrido de los laterales y más velocidad en las transiciones, lo
que posibilitó tres acercamientos en cinco minutos, el más claro, un
tiro de Iniesta desde el lateral del área pequeña que despejó Buffon con
la yema de los dedos. Sin embargo, fue Italia la que golpeó primero,
rompiendo el equilibrio en el marcador. Balotelli había tenido un mano a
mano con Casillas que se marchó al limbo por la velocidad de Ramos para
robarle la bola. Pero poco después, Di Natale no desperdiciaría la
oportunidad de batir a Casillas en el uno contra uno tras una magnífica
asistencia en profundidad de Pirlo.
Un golpe que, afortunadamente
para España, dejó pocas secuelas. Y es que apenas tardó cuatro minutos
en responder con un directo a la mandíbula azzurra. Fue en una jugada
que parte desde la banda en la que Silva encuentra a Cesc en profundidad
por el centro con un pase de ésos que no podrían ser reproducidos ni en
la videoconsola. Esa jugada que nunca salió en la primera parte, acabó
con el balón en las mallas merced al disparo inapelable al primer toque
de Cesc. Gol que sirvió para igualar el marcador, que no las sensaciones
sobre el césped. Porque después de remontar, y de ese reordenamiento en
el descanso más la entrada de Navas y Torres para abrir aún más el
campo, España se creció en la media hora que restaba.
El
delantero del Chelsea tuvo incluso un mano a mano con Buffon nada más
saltar al campo, pero el cancerbero italiano le ganó la partida en su
intento de quiebro. Con España volcada, Di Natale avisó con una volea
desde dentro del área que se marchó fuera por poco. Lo que sin embargo
no amedrantó a una España que lo buscó hasta el final. Y casi lo
encuentra merced a otro mano a mano de Torres con Buffon. Esta vez buscó
la vaselina en lugar del recorte, pero se marchó por encima del
larguero, quebrando así la última gran ocasión para que España debutara
con victoria. Seguramente lo mereciera por la segunda parte, si bien es
cierto que Italia lo puso todo también. El dios del fútbol quiso que
semejante espectáculo se merecía un reparto de puntos.
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